Opinión

¡Qué tío!

7 julio, 2005 02:00

A mí Barenboim no deja de admirarme. ¡Qué tío! Me deslumbró de pequeño tocando los Conciertos de Mozart y me deslumbra de mayor tocando todas las teclas de la política. ¡Que se lo digan a Felipe González, su gran valedor en Andalucía! Allí estaba el ex, perdido por el teatro, mientras Barenboim ensayaba con su "Diván". "¿Dónde está Felipe?, que venga". "Felipe, hay un chico -palestino o judío- que tiene un problema, le coincide la mili con los conciertos. Hay que resolverlo". González, muy pausadamente, se acercó desde el patio de butacas al escenario, puso sus manos sobre él y empezó a tintear con los dedos como si tocase el piano. "Pues yo creo que tendrá que pedir un permiso", contestó como diciéndole "Daniel, no te pases. No me vengas con coñas".

Consiguió casi diez millones de la Comunidad de Madrid a lo largo de cuatro años para financiar el déficit de su teatro berlinés y ahora casi bate su récord, en un solo año, con la Junta de Andalucía. En julio dirigirá a sus huestes en el abucheado Parsifal berlinés a cambio de casi un millón y medio de euros. También ofrecerá tres conciertos en el Festival de Granada -y hasta tocará él mismo el Tercero de Beethoven-, cuyo coste superará el medio millón. Aún no sé cuánto le pagarán en Madrid por una Novena en la Plaza Mayor. ¡Si al menos se celebrase con ella el parto madrileño de 2012! ¡Menuda gira, la de julio! Ni las del otro Julio en sus mejores tiempos. Pero no queda ahí la cosa, que a todo ello hay que añadir los casi tres millones que saca de Andalucía para su proyecto "Diván" de la Fundación Barenboim-Said. Más de cuatro millones en un pis-pás. Esto es arte y lo demás tonterías.

Y desde luego también me descubro ante la inteligencia y la generosidad del señor Chaves y su equipo. No, no vayan a pensar que quieren figurar en todo esto, que son muy humildes. No, posiblemente dejen figurar al Teatro de la Maestranza, que tiene para toda su temporada menos que lo que cobra el Barenboim-team en julio. Probablemente le cedan fondos y brillo. No crean que sería para quitarse el muerto y evitar que alguien pueda acusar a la Junta de despilfarro. No, se trata simplemente de humildad.

Sí, señores, ante Barenboim no queda más remedio que quitarse el sombrero. ¡Qué tío! Me voy corriendo a escuchar su formidable versión de la Patética de Beethoven.