Opinión

Actuaciones

21 julio, 2005 02:00

He leído en prensa que Antonio Moral había declarado a varios periodistas que pensaba compatibilizar el flamante y mejor remunerado cargo de director artístico del Teatro Real con la organización del ciclo de lied de la Fundación Caja de Madrid y el Teatro de la Zarzuela. La intención ha sido criticada, pero a mí no me parece tan mal. Y no me parece mal porque creo que aporta mucha sinergia. Hasta ahora siempre se han desaprovechado los cantantes que vienen al Real y lo lógico sería que más de uno pudiese ofrecer un recital mientras ensaya una ópera. Por eso mi intuición me llevó a pensar que Moral intentaría suprimir el ciclo de la Zarzuela y llevárselo al Real, lo que hubiera sido un gran error, puesto que el lied en la sala de la plaza de Oriente no funciona y sí en la del de Jovellanos. Moral acierta y aciertan quienes lo permiten. Otra cosa es que el asunto muestre a las claras ciertas contradicciones, porque no se puede prescindir de Sagi exigiéndole dedicación exclusiva y ahora tolerar que Moral no la tenga tampoco. Sobre todo cuando, según los rumores, se le paga más que a Sagi para compensar su mayor permanencia en el Teatro. Al pan, pan... Por cierto, la concentración de acomodadores del Real parece que no ha sido la única medida tomada por el colectivo, que quiere dejar de pertenecer a una empresa de servicios e integrarse en la plantilla del Real. En la primera de la Flauta sonó una especie de alarma que no paraba y nadie sabía de dónde venía. Podría haber sido una forma de reiniciar la ofensiva.

Me llega la noticia de que la ópera de Los ángeles ha entrado en crisis y que en la próxima temporada posiblemente van a tener que cancelarse tres títulos. A Plácido Domingo, responsable artístico, le habrían ocultado la situación económica hasta el último momento y ahora se encontraría con el marrón.

¿Será verdad que se podrá llegar a una paz en la escena musical de Sevilla? La pelota está en el tejado de Marset, delegado de cultura del Ayuntamiento. La mala relación con los críticos locales habría de terminar, porque las cosas nunca debieron llegar a terrenos tan personales. Un poco de armonía, por favor. Han sido muy comentados mis elogios a Barenboim. Pues hay más. ¿Saben dónde tiene casa y veranea? Pues en Marbella. Así que aún le admiro más por saber veranear mientras te pagan una millonada.