Volvió Lissner a Madrid con su flamante Scala bajo el brazo. Tenía que volver para sacarse una espina. Lo curioso es que era una espina que se clavó él mismo. Se sentó por primera vez en una butaca del Real para ver un espectáculo. ¡Qué pena que los ballets que trajo la Scala no levantaran el vuelo! Sigue teniendo mala suerte en Madrid.

Dijo que sentía simpatía por Madrid y que lo "pasado, pasado está", pero tuvo que añadir "a mí no me queda frustración, les quedará a otros". Y no debía guardar rencores, porque fue él quien tiró la toalla a pesar de una clara oferta de continuidad que se le ofreció en el Hotel Palace. A las alturas del PP les bastaba la cabeza de Salgado, como a las del PSOE la de Argöelles. Lo de Lissner y Sagi fueron otros cantares. Nos contó que en aquella época había hablado "mucho" con Muñiz y Moral. ¿De qué y por qué? Aún quedan muchas cosas por contar.

Lissner ha acumulado en la Scala intendencia y dirección artística, Muñiz y Moral juntos. Además las responsabilidades artísticas en Aix-on-Provence, el Festival de Viena, el Teatro Bouffes du Nord y la Madeleine. Pactó con la Scala una cuantiosa indemnización en caso de cese y pensarse a qué renunciaría. Ya lo sabremos. Cogió su agenda y llamó a sus amigos y a los enemigos de Muti. Y unos y otros le respondieron: "Si tú me dices ven, lo dejo todo". La Scala es la Scala y los Chailly, Gatti y compañía están deseando ver si llegan a esa dirección musical que Lissner no tiene prisa en nombrar. ¿Para qué? ¿Para tener otro gallo en el corral? De hecho ya ha insinuado que, en vez de uno, pueden ser media docena de expertos por estilos. Gallos con espolón cortado, divide y vencerás. Quitó el Così de Muti, previsto para la inauguración de la Scala, porque ningún otro espada se atrevió con el morlaco y colocó Idomeneo con Harding porque un joven se puede recuperar antes de un revolcón. Y luego ha conseguido, entre los ya contratados y los nuevos, un estupendo plantel directorial: Chailly, Maazel, Jurowski, Tate, Gardiner, Hogwood, Roberto Abbado, Barenboim, etc. Hasta ahora pasos firmes ¡Que tenga suerte con el público scaligero y cuando cambie el gobierno!