Opinión

Al ritmo de camarón

16 febrero, 2006 01:00

Arriba, Fernando Savater, Fernando Valls y Umberto Eco. Abajo, Michael Moore, Antonio Muñoz Molina y Espido Freire.

Movimientos en las revistas culturales. Ínsula cambia de manos y Quimera busca el público de los quioscos. Harper Lee rompe 42 años de silencio. Michael Moore le busca las cosquillas al sistema de salud norteamericano. Fontanarrosa o la fidelidad de un escriba argentino. La historia del premio Planeta se resume en los cursos de El Escorial. Y Umberto Eco acusa.

La moda Capote ha salvado del olvido y roto el silencio de Harper Lee, la enigmática autora de Matar a un ruiseñor. Verán, Lee escribió esa única novela, con la que ganó el Pulitzer, ayudó a Capote mientras escribía A sangre fría y desapareció de la vida pública hace cuatro décadas siguiendo el ejemplo de Salinger y Thomas Pynchon. Y ahora, por primera vez desde 1964, se ha dejado entrevistar, y no para hablar de literatura, ni de las dos películas que la retratan (Capote e Infamous, con Sandra Bullock), ni de la biografía que saldrá en mayo, sino del concurso de ensayos sobre su libro que la Universidad de Alabama celebra todos los años.

Como saben, la revista "ínsula" ha cambiado de manos y ha pasado a ser de Planeta, que ha echado sin contemplaciones a álvarez-Ude, el esforzado secretario que la mantuvo durante años a solas, aunque era otro quien figuraba como director. Pues bien: el último número de la revista está dedicada monográficamente al Tesoro de la lengua castellana (1611), el primer gran diccionario del español, libro importantísimo, sin duda. Son 31 páginas de la revista (todas menos una) coordinadas por el catedrático de Navarra, Ignacio Arellano. Esa única es una página casi entera de publicidad de la nueva edición que del Diccionario en cuestión ha editado la Universiad de Navarra a cargo del mismo Arellano. Imaginen: montar todo un número de ínsula para promo- cionar tu libro. ¡Qué dirían Cano y Canito si levantaran la cabeza!

Mas malas noticias sobre otra revista. Si hace unos meses celebrábamos los primeros 25 años de "Quimera", me confirman que su dueño, Miquel Riera, ha decidido darle un aire más "quiosquero". ¿Resultado? Pues que Fernando Valls, su director, y David Roas, Gonzalo Pontón y Domingo Roderas deben abandonar la revista tras haberla sostenido los cinco últimos años. El de abril será su último número.

Hablando de ataques y polémicas, ¿les gustaría aparecer en la próxima película de Michael Moore? Seguramente -escribe a los miembros de su lista de correos- "sabes que estoy preparando un documental sobre la industria de la salud (pero ellos no lo saben, así que no se lo digas- creen que estoy haciendo una peli romántica". Y, claro está, pide testigos sobre negligencias médicas, problemas con el seguro. Eso sí, hay que ser yanqui, para poder denunciar al sistema, con lo que viste eso.

Los estudios de cine alicantinos de Ciudad de Luz están en marcha desde hace tiempo y parece que nadie se ha enterado. En Francia, sí. Por lo visto, a los productores de Astérix y los Juegos Olímpicos les sale más barato rodar en nuestro país que en el suyo, apesar de los 78 millones de euros que les costará la producción. La participación española no se detendrá ahí, sin embargo. Las apuestas son altas para que Fernando Tejero entre en un reparto que ya contempla a Gérard Depardieu, Alain Delon y Claudia Cardinale.

Después de haber sido elegido por los 40 escritores participantes en el Festival Hay de Cartagena de Indias como el mejor entre ellos (y ellos eran Savater, Cercas, Kureishi, Laura Restrepo), el argentino Roberto Fontanarrosa ha sido proclamado "escriba" de su ciudad natal, Rosario. Claro que, fiel a sí mismo, el escritor confiesa que sólo no se enteró de que existía el premio, sino que no fue "un premio a la excelencia, ni nada por el estilo".

Umberto Eco ataca de nuevo, aunque en este caso no se trata de una intriga medieval como El nombre de la rosa, ni de una evocación de la infancia (La misteriosa llama...), sino de un ataque en toda regla contra Bush y Berlusconi. Se titula Al ritmo de camarón. Guerras calientes y populismo mediático (Bompiani), y en él denuncia el retroceso del mundo "en los últimos años. La historia está cansada", dice el filólogo.

Confieso que he leído la Historia del premio Planeta (Fundación Lara) con la esperanza de coger a sus protagonistas- once finalistas y ganadores del premio entre los que están Muñoz Molina, Bryce Echenique, y Espido Freire- en un renuncio. Pero nada. Los testimonios son la transcripción de unas conferencias que se impartieron el pasado verano en El Escorial. Me quedo con la confesión de Sánchez Dragó de que "los únicos premios que son malos son los institucionales porque esos sí están corruptos. El poder nunca premia en vano, el poder siempre intenta dirigir la cultura y todos los premios institucionales, desde el Nobel al Cervantes, son corruptos".