Opinión

Excéntricos de cine

20 julio, 2006 02:00

Arriba, James Cameron, Bob Dylan y Pablo Tusset. Abajo, José Luis Cuevas

Tusset o la antipromoción como cláusula. Abonos y premios en el Teatro Real protagonizados por Miguel Muñiz y López Cobos. ¿Por qué siempre hay sustos con Dylan? James Cameron vuelve de sus vacaciones de diez años con un doble proyecto. Paidós verá recortados sus títulos a la mitad. José Luis Cuevas, más conocido casi por sus bodas que por su arte.

Setenta y cinco millones de pesetas (ya ven, soy tan antiguo como las pesetas) le ha soltado la editorial Destino a Pablo Tusset por publicar su segunda novela, tras un lustro de silencio. Me cuentan que a última hora otra editorial quiso entrar en la puja ofreciendo hasta 100 kilos, sin leer una sola página, claro, que así está el patio, pero Tusset dijo que no. El dueño del más suculento cruasán siguió fiel a su Destino último. El caso que lo mejor es la letra pequeña del contrato: una cláusula que permite al escritor no tener que asistir a ningún acto de promoción y presentación de la novela. Más chulo que un ocho, este Tusset.

El gerente del Teatro Real, Miguel Muñiz, siempre con la ilusión de abrir el coliseo a todos los públicos, se ha inventado el "Abono Siglo XX-XXI", que incluye obras tan apetecibles para el neófito operístico como la atonal Wozzeck de Berg o el estreno de El viaje a Simorg de Sánchez Verdú. Eso sí, sale a la venta con un descuento del 50%. Lo nunca visto. ¿No será que anda ya negro tratando de vender las entradas de su tan poco popular próxima temporada? Porque, eso sí, si quieren ver Il Trovatore o I Plagliacci no hay descuentos que valgan.

Por si alguno todavía se preguntaba qué había sido del director de Titanic, James Cameron, que desde que hundió el barco se convirtió en el rey de Hollywood , ya sabemos que sigue vivo. Después de unas largas vacaciones de casi 10 años, ha anunciado que vuelve al tajo, y a lo grande, con dos proyectos simultáneos. Avatar y Battle Angel serán el principio de dos trilogías que quiere rodar a la vez. Asegura que ambas sentarán las bases de la ciencia-ficción de los próximos diez años. Qué quieren que les diga. Igual estaba mejor de vacaciones.

El llamado "Concierto por la paz", organizado por el Festival de Jazz de San Sebastián y con Bob Dylan como estrella principal, fue un éxito de asistencia, 83 mil personas calcularon. No entiendo cómo a estas alturas aún hay quien se sorprenda de que el genio de Minessotta, pese al carácter gratuito de la cita, no rebajara su habitual caché (300.000 euros), como lo hizo el resto del cartel, ni soltara una oración por la paz. Lo suyo nunca fueron las proclamas políticas. Lo suyo es la música. Y mejor que, tal y como está el circo, así sea.

Me cuentan que las gentes de la editorial Paidós, adquirida hace tres años por el Planeta, intentan poner buena cara a los problemas, aunque en la nueva remodelación del grupo se haya decidido reducir el número de títulos de este sello a la mitad, pasando de 150 novedades al año a 75, y suprimiendo colecciones como la de cine. Y que sólo se consuelan al saber que su suerte está en manos de uno de los editores de ensayo más perspicaces, Gonzalo Pontón.

La excentricidad del director de cine catalán Albert Serra, que participó en Cannes con su ópera prima Honor de cavallería (en el festival francés iba regalando dvd’s de su película en la calle), ha calado en los grupos de prestigio de la crítica internacional. Desde Argentina hasta Francia, han reverenciado la película que, rodada con apenas 400 euros (eso dice el director), consideran una inteligentísima y audaz relectura teórica de El Quijote. En "Cahiers du Cinema" no dudan en calificarla como la sensación española, y hasta ofrecen una entrevista con el director (una puerta que hoy por hoy sólo estaba abierta a Almodóvar y Erice), en la que éste se desmarca con declaraciones tipo: "Detesto el cine español". Ahí va eso.

A este ritmo, el artista mexicano José Luis Cuevas va a ser más conocido por las bodas que por su éxito en las galerías y museos del mundo, y eso que aún se habla en Madrid del éxito de la retrospectiva de sus dibujos en el Reina Sofía del año 1998. La cosa es que, al parecer, desde que en 2001 conoció a su actual esposa, Beatriz del Carmen Bazam, ya se han casado doce veces por diferentes ritos y el próximo 28 de julio lo harán en la Catedral de México DF, "porque somos católicos". Pues menos mal.

Y vuelvo al Teatro Real. Jesús López Cobos, su director musical, ha creado un premio que lleva su nombre y que está dirigido a jóvenes directores de ópera menores de 34 años. El ganador se lleva 12.000 euros que el propio López Cobos, atención, ¡aporta de su bolsillo! y un contrato por dos temporadas como director asistente del coliseo. Cincuenta jóvenes fueron seleccionados para concursar y el ganador ha sido el suizo Philippe Bach. Acostumbrados a que sea el "papa Estado" quien siempre pague, la iniciativa llama la atención, desde luego.