Opinión

Época de balances

14 diciembre, 2006 01:00

José Saramago, Fernando Botero, Leonardo di Caprio y Magöi Mira

Todos listos para la avalancha de listas y balances del año que termina, incluido el New York Times. La Feria de Guadalajara todavía recuerda el presupuesto de la Junta de Andalucía. Llegan los Oscar con un nuevo duelo al sol. Hollywood se despacha a gusto con guionistas mediocres. En Colombia se rifan a Fernando Botero. Y vuelve Magöi Mira.

Es inevitable: las fechas nos precipitan hacia el balance y las listas imponen su ley. Los mejores libros, las personas más influyentes, las señoras más elegantes, el personaje del año... Y parece que gustan. Las listas siempre tienen éxito, aunque a muchos se les cuele el desdén por el rabillo del ojo. El New York Times ya ha lanzado su lista de los cien mejores libros del año, y en ella sólo aparece uno de autor en lengua castellana, Last evenings on Earth, del añorado Roberto Bolaño. ¿Los diez mejores? Cinco novelas y cinco ensayos, pero les adelanto que Pynchon no ha pasado el corte, que sí lo ha hecho en cambio Richard Ford y que la palma se la ha llevado Absurdistán, de Gary Sh-teyngart, que avisa desde el título.

Lo de la Feria del Libro de Guadalajara no lo canta ni doña Chavela en una de sus noches mágicas de tequila y olvido ¿Pues no se gastó la Junta de Andalucía tres millones de euros (500 millones de las pobres pesetas) en invitar a 360 escritores (según los malvados fueron más de mil)? ¿Por qué el presupuesto que en junio era de 1,5 millones se duplicó en menos de seis meses después? No me extraña que, en la escalerilla del avión, todos los invitados cantaran nostálgicos lo de "y me muero por volveeeer", aunque sólo fuese por los doce mil euros por barba que ha pagado la Junta a los menos destacados. Porque de lo cobrado por los andaluces(?) más célebres, como Saramago (que iba por ser Nobel, como Gordimer o Gabo), no se sabe nada... todavía

Este verano pisó nuestro país un actor británico deslumbrante, Will Keen, protagonista de The Challenging. Tan buena impresión dejó que Magöi Mira, pendiente de seleccionar el elenco de su próxima dirección, Cuento de invierno, lo convenció para que lo protagonizara. Se estrena en enero, con versión de Sanchis Sinisterra y será la primera coproducción de la Comunidades de Valencia y Madrid. Keen, que habla muy buen español, será pues un estupendo rey que viene del norte de Europa con acento extraño.

S e acercan las anuales nominaciones a los Oscar, que se darán a conocer el 23 de enero, y las apuestas parecen confirmar que Leonardo Di Caprio puede optar doblemente a la estatuilla a Mejor Actor, tanto por Infiltrados como por Blood Diamond, todavía pendiente de estreno en España. Se anuncia un ‘remake’ de la velada que protagonizaron Scorsese y Clint Eastwood hace dos años (por El aviador y Million Dollar Baby), pues este año vuelven a coincidir con dos películas muy oscarizables. Por cierto, la presentadora de la gala será la televisiva Ellen DeGeneres, algo así como nuestra Eva Hache.

Y es que Hollywood es pura contradicción. Fíjense: el guionista del peor guión de los últimos tiempos, El código Da Vinci, es el mejor pagado de la industria norteamericana, lo que viene a ser del mundo. Se llama Akiva Goldsman y se va a embolsar nada menos que cuatro millones de dólares por escribir el guión de otro best-seller de Dan Brown, ángeles y demonios. Una luminaria de Hollywood ha dicho: "No me parece una cantidad obscena para una película que puede producir 800 millones de dólares". Claro, claro. Lo obsceno es que se le pague.

No sé quién estará más feliz con la idea, si los amantes del arte, los de la cerveza, ambos a la vez... o ninguno en realidad, pero a finales de febrero la mayor empresa colombiana de esta bebida rifará entre sus consumidores un cuadro de Fernando Botero, Hombre fumando, valorado en nada menos que en 700.000 dólares y que hasta hace poco estaba en el despacho de uno de los directivos de la empresa. Se trataba, al parecer, de relanzar una antigua marca, tradicional en Colombia, y los directivos de Bavaria, que así se llama la empresa, no han parado en gastos. ¿O quizás es que estaban redecorando las oficinas?

Sabía que leer puede ser peligroso según y cómo, pero no me imaginaba lo dañinas que podían resultar las bibliotecas. Verán: en Málaga hay una urbanización en pie de guerra por una parcela de uso común que iba a ser destinada a biblioteca. En principio los vecinos aceptaron lo de los libros como "mal menor", pero ahora el Ayuntamiento ha pensado que era mejor construir un campo de fútbol, que es más barato de mantener, se ensucia menos y no haría sombra a una piscina cercana. Y ahí siguen, va para dos meses, enredados ellos entre los libros y el fútbol, ¿hasta la hora del partido?