Image: Agencias literarias

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Opinión

Agencias literarias

Sala Segunda de lo literario

1 marzo, 2007 01:00

Carmen Balcells

Han sido vistas las diligencias seguidas contra las Agencias literarias y ha sido probado y así se declara como:

HECHOS PROBADOS

Que las agencias literarias actúan como intermediarios entre los autores y los editores. ítem: que negocian contratos y en teoría protegen los derechos de los autores frente a los editores. ítem más: que sin embargo funcionan igual que otros intermediarios, por ejemplo financieros: un banco ofrece un extraordinario servicio al que dispone de más de un millón de euros, pero que no se le ocurra a nadie ir a abrir una libreta con un sueldo pequeño, porque le cobrarán comisión hasta por estornudar.

Que las agencias participan en la negociación con las editoriales de los más importantes premios literarios y, por consiguiente, su intervención resulta decisiva para determinar las tendencias dominantes en el panorama literario.

Que la inmensa mayoría de las agencias literarias en España están exclusivamente a cargo de mujeres, desde la superagente Carmen Balcells a Laure Merle D’Aubigné, sin olvidar a ángeles Martín, Raquel de la Concha, Antonia Kerrigan, Silvia Bastos, Mercedes Casanovas, Anna Soler, etc. ítem plus: son por tanto casi exclusivamente mujeres quienes deciden qué libros se ofrecen a las editoriales para su publicación y cuáles se rechazan (o se les recomienda la llamada autoedición), así como son mujeres quienes determinan qué manuscritos se proponen como ganadores y finalistas de los principales premios literarios.

FUNDAMENTOS DE DERECHO

Los hechos probados son constitutivos de un delito grave de discriminación laboral, de acuerdo con la ley para la igualdad efectiva de hombres y mujeres. La escasa (o casi nula) presencia de hombres en puestos de responsabilidad en las agencias literarias es una de "las manifestaciones aún subsistentes de discriminación, directa o indirecta, por razón de sexo" que la ley combate con el "mandato de remoción de situaciones de constatable desigualdad fáctica", como palmariamente lo es la que nos ocupa. Esta desigualdad es tanto más lesiva por su repercusión en la creación del canon literario, que así se modula de acuerdo con el criterio exclusivo de mujeres, discriminando y marginando (cuando no castigando sin piedad) el gusto literario masculino y las preferencias y necesidades propias y específicas de los lectores hombres. Así, por ejemplo, esta desigualdad ha provocado el lamentable desprestigio de las muy masculinas novelas del Oeste, de las hazañas bélicas y de piratas (salvo Pérez-Reverte, ellas sabrán por qué) o de la ciencia-ficción y la poesía épica; y ha inundado en cambio el mercado literario con carretadas de las muy femeninas novelas históricas y folletinescas, como La sombra del viento o La catedral del mar, llegando incluso al cruel dislate de situar entre los libros más vendidos Inés del alma mía, de Isabel Allende. Así mismo, como consecuencia de esta intolerable y delictiva discriminación, los autores noveles que confían sus manuscritos a agencias literarias quedan de hecho atados a la voluntad e imperio de un colectivo de mujeres, que decidirán con criterio femenino y sin tener en cuenta las necesidades de lectura de los hombres. De igual forma, los candidatos a los premios literarios son postulados casi exclusivamente por mujeres, lo que tal vez explique la calidad (a menudo subterránea) de los ganadores, y lo que sin duda distorsiona con un sesgo femenino y discriminatorio el panorama literario que hasta el momento padecemos (con bastante resignación, todo hay que decirlo).

ACUERDO

Que debo condenar y condeno a las agencias literarias, como autores de un delito de discriminación laboral, a la elaboración inmediata de un plan de paridad que cumpla el objetivo de que el número de personas de cada sexo en dicho sector laboral no sea superior al 60% ni inferior al 40%. Para ello se propone la reconversión en agentes literarios del mayor número posible de trabajadores de talleres de chapa y pintura. Otrosí: que debo imponer e impongo a las agencias literarias la pena accesoria de elaborar el "estudio de impacto de género" que prevé la ley y mediante el cual se determinará en qué medida la presencia mayoritaria de mujeres altera el mercado editorial discriminando las preferencias específicas de los hombres, así como hasta qué punto esta desigualdad podría proporcionar una explicación racional para el éxito editorial de autores como Antonio Gala, Susanna Tamaro o Paolo Coelho.

Así lo pronuncio, mando y firmo.

Contra esta resolución cabe interponer recurso de apelación en el plazo de siete días ante el juzgado digital de segunda estancia: www.elcultural.es