Image: Paul Auster

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Opinión

Paul Auster

Sala Segunda de lo novelístico

12 abril, 2007 02:00

Paul Auster

Han sido vistas las diligencias seguidas contra Don Paul Auster y ha sido probado y así se declara como:

Hechos probados
1.- Que D. Paul ha publicado una novela titulada Viajes por el Scriptorium. Que dicho libro bien podría haberse titulado Viajes por el perímetro de mi ombligo, toda vez que parece una de aquellas apoteosis de las revistas musicales en las que salían a saludar todas las coristas enseñando los muslos junto a la super-vedette, salvo que en este caso aparecen los personajes de las novelas anteriores de D. Paul. ítem más: que el libro también podría haberse titulado Además de guapo, escritor: ¿a que molo bastante?

2.- Que protagoniza la novela un muy fastidioso anciano que ha perdido la memoria (se llama Mr. Blank, qué ingenioso, ¿verdad?) y se encuentra en una habitación con cámaras ocultas y micrófonos que D. Paul instala por puro capricho, ya que le salen gratis. ítem más: que dichas cámaras y micrófonos son por completo innecesarios, toda vez que el narrador es tan omnisciente que puede contarnos lo que el anciano "siente", "piensa", o "sospecha". En flagrante contradicción, sin embargo, dicho narrador de pronto no sabe lo que ocurre y afirma: "Puede que se le haya olvidado leer". Un disparate, en definitiva.

3.- Que al insoportable anciano le atienden personajes de las novelas de D. Paul, algunos de los cuales le acusan de haberles proporcionado una vida difícil. El anciano parece creer que son "agentes" a los que ha enviado a misiones peligrosas. Otros, en cambio, le están tan agradecidos que le masturban, como hace el personaje llamado Anna, o le permiten acariciarles los pechos, como hace el personaje llamado Sophie, toda vez que el anciano ha perdido la memoria, pero tiene erecciones a la menor provocación.

4.- Que la novela de D. Paul es un soberano aburrimiento lleno de reflexiones al alcance de cualquier repetidor de bachillerato: "no somos nada, pero la paradoja es que nosotros, seres puramente imaginarios, sobreviviremos a la mente que nos creó". ítem plus: que, por si no fuera suficiente, el anciano rijoso lee un manuscrito que resulta tratar de un hombre que también escribe una historia, en la clásica, manoseada y consabida acrobacia de "escribo que escribo que escribo".

Fundamentos de derecho
Los hechos probados son constitutivos de un delito de fraude desvergonzado. D. Paul es un escritor apreciable, conocido por su buena planta, por su convicción de resultar atractivo, por lo bien que le sientan los vaqueros y por utilizar una vieja máquina de escribir a la que ha dedicado un libro entero para mayor instrucción y deleite de sus lectores incondicionales. D. Paul tiene ya una cierta edad y su imaginación no es tan fértil como solía. Para decirlo a la manera del letrado Sr. Hemingway, "el viejo campeón comienza a aflojar el paso". A D. Paul se le ocurrió de pronto la idea de escribir una novela sobre sí mismo, sobre cuánto le gusta ser escritor, sobre lo importante que a él le parece esta dedicación suya y lo satisfecho que se siente de las novelas que ha escrito. Luego pensó sazonarla con una "reflexión puramente austeriana" (según la contraportada) que tenía ya pensada desde el colegio: qué es ser un creador, la grandeza y trivialidad de inventar algo, etc. Hasta aquí no se aprecia indicio de ilícito penal y, si hubiera mantenido dicho escrito en un cajón de su dichoso Scriptorium, en nada hubiera lesionado derechos fundamentales de los lectores. Lo que merece el más severo reproche penal es que D. Paul se haya dejado convencer de que semejante pamplina merece ser publicada, traducida y vendida como si fuera una novela, con la agravante de presentar como "una enigmática y fascinante reflexión […] sobre las inextricables relaciones entre lenguaje, memoria e identidad" lo que no es más que un borrador de novela escrito con torpeza manifiesta y una ambición muy por encima de las posibilidades del autor.

Acuerdo
Que debo condenar y condeno a a D. Paul, como autor de un delito de fraude desvergonzado, a la pena de escribir todas las contraportadas de las obras completas de D. César Vidal, con la accesoria de fotografiarse en lo sucesivo vestido con un chándal y zapatos de rejilla o, si lo prefiriese, con guayabera y pantalón milrayas.

Así lo pronuncio, mando y firmo.

Contra esta resolución cabe interponer recurso de apelación en el plazo de siete días ante el juzgado digital de segunda estancia: www.elcultural.es