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Opinión

Los nuevos censores

8 noviembre, 2007 01:00

J.M. Caballero Bonald, Doris Lessing, Eduardo Punset y José Antonio

Una pregunta: ¿Encontrará por fin el Reina Sofía una cabeza solvente? En el mundo de la poesía parece que no se puede escribir alto y claro. Palabras por la lectura de John Berger. Estrés en Mondadori para llegar a tiempo con la última entrega de la Nobel Doris Lessing. Los encuentros de cine crecen como champiñones. Crisis en el Ballet Nacional. Adiós a Redes.

El próximo 15 se cierra el plazo de presentación de candidaturas para la dirección del Reina Sofía. Parece ser que el ramillete de presentados es variopinto, de muy distinto pelaje y procedencia académica y geográfica, y que los convocantes -el Ministerio de Cultura- esperan que alcancen la veintena. El elegido tendrá, eso sí, como única limitación, la de ser ciudadano de la UE. Pero si no lo fuera, se le hace, si el nominado así lo quisiera. Siete personas, 4 españolas y 3 extranjeras, componen el jurado que decidirá el nombramiento. Sea quien sea, vamos a ir a mejor. Seguro.

Imaginen a un joven poeta al que le pide un texto (Juan Carlos Abril) para una antología, y que al cabo de unas semanas recibe el siguiente email: "Querido M., leo estos días tu poética y veo algunos puntos para señalarte: te metes con Villena, con Caballero Bonald, con Sánchez Robayna, con Manuel Rico y hasta conmigo. He suprimido esas partes con mucha delicadeza, apenas se nota y no afecta al texto". ¿Les parece el colmo de la censura? Pues hay más. El poeta protesta y Abril replica: "Tienes otros foros donde descargar tus filias y tus fobias, no me comprometas ni me chantajees en mi libro", para añadir: "Ha sido Luis García Montero quien me ha dicho que te suprimiera esas referencias". Total, que el poeta acaba retirando texto y poemas, y ahora lo publica entero en "Clarín". Y créanme que la cosa no era para tanto. Porque será más o menos justo o acertado, pero todavía no es delito, creer que Villena es"la Paris Hilton de la poesía española", o que Manuel Rico "no se entera de nada".

Será verdad que la gente no lee? ¿Qué leen los que no leen? ¿Para qué leemos?" Así arranca Palabras por la lectura, un librito tan recomendable como escondido en el que el bibliotecario Javier Pérez Iglesias reúne testimonios de letraheridos, con más de una perla escondida (Darwish, Amos Oz). Mi preferida es ésta: John Berger recuerda cómo devoró a los 14 años el Ulises de Joyce -que había estado prohibido en media Europa por indecente-, hasta que su padre, preocupado por su alma, se lo confiscó y lo guardó en su caja fuerte. Pero la historia tiene final feliz. Aunque Berger se puso "furioso como sólo puede ponerse un adolescente", "hoy me he convertido en escritor".

Parece que los de Mondadori, especialmente los traductores y la imprenta, han trabajado de lo lindo para publicar a tiempo la última novela de Doris Lessing, La grieta, prevista para 2008 y que aparece a finales de este mes, en vísperas de la entrega del Nobel. Tal vez por eso, los traductores permanecían en el anonimato en las pruebas enviadas a la Prensa. Y no es excepción: vean si no en cuántas páginas web de editoriales ese dato crucial se obvia, y qué difícil resulta que alguien se responsabilice de según qué versión.

A la hora de hablar a cuánto asciende la subvención del Estado al cine hay un dato que no se tiene en cuenta: el enorme costo que tiene para las arcas públicas la (ridícula) proliferación de festivales en todas las ciudades de España. Ahora que llega (mañana) el Festival de Cine de Alcalá, alguien debería calcular el monto que gastan los ayuntamientos para financiar unos certámenes realizados con mimo por sus responsables (no lo dudo). Hasta 30 festivales he contado este otoño por toda nuestra geografía. Sólo en Pamplona se celebran tres al año.

Mal paso el de TVE cuestionando Redes. Particularmente me carga un poco la egolatría de Punset (a prueba de premios Nobel y demás excelencia científica) pero es solvente y con capacidad para la divulgación. Hay muy pocos profesionales hechos con esa "materia oscura" que les permite no hacer el ridículo en una entrevista sobre física cuántica, biomedicina o astronomía. Así, míster Z, no hacemos ni ciencia ni vocaciones científicas.

La que hay montada en el Ballet Nacional. ¿A quién creemos: a los sindicatos o a José Antonio? Los primeros dicen que el 25 por ciento de la plantilla está de baja por depresión, y el coreógrafo que sólo son tres o cuatro bailarines, y por baja médica. Porque todavía no hemos olvidado lo de este verano sobre si el coreógrafo había obligado a bailar desnudos a los bailarines en un "casting". ¿Qué ocurre en el BNE que siempre andan a la gresca? Para José Antonio el daño está hecho. Si yo fuera él, le pediría consejo a Nacho Duato, que supo vérselas con la clase danzante.

Juan palomo






or dos actrices de distinta edad.
Veronese no sólo es un director célebre en su país, sino que también se ha convertido en el más internacional. Quizá se deba a su versatilidad, pues no le hace ascos a nada: prepara en el teatro comercial rioplatense Gorda, la obra de Neil Labute estrenada en Madrid hace dos temporadas, al tiempo que pergeña ya otro proyecto similar al de Chejov, pero sobre Ibsen, pues quiere montar una sola obra de dos actos con Casa de muñecas y Hedda Gabler. Vendría a ser una especie de Nora Gabler protagonizada p

Deutsche Grammophon se ha lanzado a la piscina con su apuesta por el pianista y director Mijail Pletnev. Nada menos que todas las sinfonías de Beethoven y todos los conciertos del músico de Bonn aparecerán en breve. Que Pletnev es uno de los personajes más fascinantes del mundo de la música no lo niega nadie, pero lo que me preocupa es el gran riesgo de otra integral Beethoven. Veremos.

Si creían que la red era un espacio libre de censuras estaban muy equivocados. Incluso el todopoderoso servidor Google tuvo que renunciar a homenajear el pasado 13 de septiembre al escritor Roald Dahl (1916-1990) el día de su cumpleaños porque ese mismo día comenzaba la fiesta hebrea de Rosh Hashanah y los blogs de Google empezaron a sufrir una avalancha de protestas por parte de usuarios ofendidos por la coincidencia. Y todo porque hace más de 20 años el escritor se atrevió a criticar la política del Estado de Israel respecto al pueblo palestino, y fue tachado de antisionista.

Nunca había pasado antes: que un director jovencísimo, que no ha llegado a los treinta, se haya convertido en la figura que marca tendencias. Y es que un mundo tan estirado como el de la música clásica, con cachés inflados y sueldos injustificados, se ha dado cuenta de que el fin social de la música que predica Dudamel y sus chicos extraídos de barrios pobres puede ser el camino de tanto dinero invertido.