L. García Montero, Bobo Dylan, A. Vicente Gómez y Penélope Cruz

¿Qué tiene que ver una exposición que recrea con diminutas figuras de plomo la histórica batalla de Gaugamela (la primera gran victoria de Alejandro Magno, en el año 331 a. C) con Jorge Semprún, el poeta mexicano José Emilio Pacheco y un tren? Hasta ahora nada, desde luego, pero son las estrellas de la XXI Semana Negra de Gijón, que arranca en unas horas, jalonada de homenajes. Homenajeado será Semprún a cuenta de sus primeros escritos, considerados por la organización como policiacos a pesar del propio autor. Y homenajeado será el poeta ángel González, asiduo a la semana y a todo lo que fuera Asturias. Para sumarse a él, precisamente, viene de México el gran Pacheco, que compartirá cartel con Sabina y García Montero, ya pareja poética estable y bullanguera.

Más Serie Negra: coincidiendo con el quinto aniversario de la muerte de Manuel Vázquez Montalbán, Ediciones B va a recuperar el próximo otoño, en bolsillo, lo mejor de su Carvalho gastronómico, es decir, cinco de los diez volúmenes más deliciosos e inteligentes del género. Será quizá para compensar el abandono de otro autor clásico del sello, John Grisham, que se fuga a Plaza-Janés con más juicios y cadáveres que lealtades.

No seré yo quien se atreva a preguntárselo a Aído, por lo que pueda responder la miembra del gobierno Zapatero, pero en Estados Unidos ya saben qué escucha ahora mismo en su ipod Barack Obama: en una recentísima entrevista el candidato demócrata ha confesado que le gustan las leyendas del jazz como Miles Davis, Charlie Parker y John Coltrane. "¿Si escucho algo nuevo? Un poquito de Jay-Z y de Beyonce". Hace algún tiempo, en cambio, se decantaba por los Rolling ("Gimme Shelter" es su canción favorita de la banda), Sheryl Crow y Ludacris, entre otros. En su reproductor también lleva treinta temas de Bob Dylan. "Uno de mis preferidos es Maggie’s Farm. En él, Dylan canta sobre ser uno mismo, y todos quieren que seas como ellos dicen", explica Obama. George Bush, por su parte, ya había desnudado su ipod en 2005, cuando aseguró que el suyo tenía rock clásico y country.

Por cierto, menudo viaje le acaba de pegar la más que centenaria revista "Atlantic" (fundada en 1857) a Google, flamante premio Príncipe de Asturias de Comunicación. Está claro que el siglo y medio de vida le hace llevarse mal con la modernidad. Vean si no lo que grita desde la portada: "¿ Google está volviéndonos estúpidos?" Y añade: "Lo que internet está haciendo a nuestro cerebro". Dentro, afirma que el uso del motor de búsqueda Google está más que relacionado con una estupidez creciente, ya que al usarlo a menudo se pierde la capacidad de realizar lecturas a fondo". La obsesión antimoderna de la revista se completa en el siguiente número, que denuncia que también el ipod nos vuelve idiotas. ¿Sólo eso? ¿No dice que si se consultan a medianoche se estropea la médula espinal?

Por fin parece que va a estrenarse Manolete, el proyecto "maldito" de Andrés Vicente Gómez sobre el mítico torero con Penélope Cruz y Adrien Brody. Será el próximo 5 de septiembre cuando la película llegue a las pantallas tras numerosos retrasos debidos a problemas financieros. Finalmente será la distribuidora Paramount la que se atreva con un filme que algunos, por lo bajini, dicen que ha quedado floja. De momento, no ha habido comunicado oficial aunque en el sector se da por seguro. ¿Será ese silencio de Paramount otra mala señal?

Como parte del proyecto de digitalización de los fondos de la Biblioteca Nacional que ha emprendido la eficaz Milagros del Corral, me cuentan que, a la vuelta del verano, se firmará un convenio entre la BNE y un equipo de investigadores de la Universidad Autónoma de Madrid para catalogar primero y digitalizar después los 15. 000 manuscritos, algunos de ellos muy valiosos, que permanecen aún sin catalogar. ¡Cómo se nota cuando prima lo profesional en un asunto de tanta importancia y necesidad para nuestra historia bibliográfica!

Parece que M. Night Shyamalan, el hombre de El sexto sentido, es ya miembro del club Woody Allen de creadores exquisitos. Sucedió con su anterior película, La joven del agua, y ha vuelto a ocurrir con El incidente. O sea, que los críticos estadounidenses se lo comen vivo mientras en Europa todo son alabanzas. La brecha oceánica sigue creciendo.