Opinión

Ladrillos y lenguados

Portulanos

11 septiembre, 2008 02:00

Desde la primavera pasada cuelgan, en el transporte público, y en esas moles pavorosas eufemísticamente llamadas "mobiliario urbano", unos carteles invitando a la gente a ir al teatro. O eso creo, porque lo cierto es que no hay nada en ellos que despierte el deseo de ir al teatro, aunque lo que sí consiguen es que experimente uno unas ganas irreprimibles de darle una paliza al publicitario que los ha hecho. Sale, por ejemplo, una foto de un ladrillo y al lado pone, "si estás hecho un ladrillo, échale teatro". ¡Chúpate esa, Bill Bernbach! Luego hay otro en el que se ve a un pez de aspecto decididamente mefítico y una frase que reza: "si estás hecho un lenguado, échale teatro". Como a los publicitarios les encantan los mensajes subliminales, he pensado que lo del ladrillo era una ironía con la crisis de la construcción; pero renuncié enseguida a esa hipótesis porque no consta que al Pocero le gusten los escenarios. El del pez putrefacto me tiene perplejo. ¿Estar "hecho un lenguado"? ¿Y por qué no un salmonete? ¿O una perca? ¿Qué tienen de malo las percas, tan oblongas, tan nutritivas, ellas? ¿Posee el lenguado alguna relación secreta con el noble arte del drama que desconozcamos? Se hacen anuncios geniales para vender coches y hasta condones, pero no hay manera de que acierten cuando se trata de teatro: siempre les salen unas cosas horripilantes. Seguramente es porque, dejando de lado las excepciones que se le suponen a cualquier ejemplo, los publicitarios, como gremio, se interesan por el teatro más o menos lo mismo que el Pocero. Digo esto porque conozco un poco el negocio: ellos son más bien de dvd de importación y de música chillout, y como mucho van al Cirque de Soleil, lo cual ya les define. Aunque no sólo es el teatro: lo cierto es que se columpian inevitablemente cuando afrontan cualquier campaña relacionada con eso que se llama La Cultura. A ver si va a ser que La Cultura, si tal cosa existe, no se puede vender.