Image: Cuestión de matices

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Opinión

Cuestión de matices

por Juan Palomo

2 octubre, 2008 02:00

Víctor Ullate, Bono, Jaime Rosales y Antonio Muñoz Molina.

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A medida que se acercan las elecciones en Estados Unidos se multiplican los libros sobre los candidatos. Algunos, como Hillary Clinton: retorno a la Casa Blanca, de Nuria Ribó (Península, 2008), se han visto superados de largo por los acontecimientos, mientras que otros, escritos precipitadamente, a pie de primaria, se han apoderado de las listas de los más vendidos. El caso más espectacular lo protagoniza The Obama nation, de Jerome R. Corsi, un virulento ataque al líder demócrata, al que se retrata como de extrema izquierda. Pues bien, si los dos libros escritos por el propio Obama pasaron meses en las listas del New York Times Book Review, pero sin superar en ningún caso el tercer y el sexto puesto respectivamente, la soflama de Corsi ha pasado varias semanas encaramado en el primer lugar de No ficción, y no baja del segundo puesto. Entretanto, las memorias de McCain, Faith of my fathers, no han logrado superar todavía el noveno lugar.

Antonio Muñoz Molinamatizaba el otro día tranquilamente, desde el mismo periódico, la penúltima embestida a la inteligencia del inefable Suso de Toro. Es el único que puso cordura e historia literaria sobre la mesa, porque confieso que los demás nos matábamos de risa (¡centenares! de escritores me llenaron la papelera de chirigotas) por la sandez del aúlico gallego. Resumo: Suso afeó airado a George Steiner, sabio y judío como saben, sus comentarios acerca del gallego y su deplorable imposición escolar, afirmando "que la lengua hebrea no tiene una tradición literaria más alta" que la gallega. Con un par. Como si no existieran El Cantar de los Cantares o El libro de Job, a los que el académico y autor de Beltenebros no encuentra parecido ni siquiera en español.

Lo asombroso es que aún cause sorpresa que alguien dé un paso al frente para denunciar una idiotez, dada la indiferencia reinante. Otro ejemplo: es notorio que a Fernando Savater no le ha gustado Tiro en la cabeza (su exabrupto es antológico: "Es un tostón y Jaime Rosales no tiene ni idea de ETA"). Lo que muchos no saben es que el filósofo se presentó en el pase de prensa del Festival de San Sebastián dispuesto a que a nadie le pasara inadvertido su mosqueo, que por otro lado estaba más que cantado. Pocas cosas tengo tan diáfanas: a nadie que haya sufrido de cerca el totalitarismo etarra le va a gustar la película de Rosales. Más aún: no habrá a quien no le irrite. Es la equidistancia, estúpido, que diría Clinton. El resto, lo del aburrimiento y demás, va en gustos.

Al paso que van las obras del Teatro de la Comedia, sede de la Compañía Nacional de Teatro Clásico (CNTC), es posible que yo ya haya pasado a formar parte del repertorio como poeta dramático de esta insigne institución. Siete años, siete... se dicen pronto, pero es que todavía no han puesto ni un ladrillo. El Ayuntamiento ha paralizado dos veces la licencia para comenzar la rehabilitación del teatro. Por cierto que los productores de teatro andan encabritados porque esperaban más "bacalao" que cortar en los teatros del Canal. Así que esperan agazapados el pliego de condiciones para saltar sobre la presa. Eso sí, nadie dice ni pío del centro coreográfico que acogerá el teatro y al que se trasladará la Compañía de Víctor Ullate.

Algunos artistas, como lácteos pasteurizados pero sin la melamina china, parecen prorrogar casi indefinidamente su fecha de caducidad. Que se lo digan si no al grupo irlandés U2, que, a falta de conciertos en directo ha organizado una "gira audiovisual", un derroche de tecnología 3D y alta definición, en el que se recogen los mejores momentos de su Vertigo Tour de hace tres años. No pregunten en sus salas de cine habituales, ni esperen a comprar el DVD de rigor. Los hologramas de Bono y sus secuaces sólo se verán, a partir de mañana, en IMAX y salas especializadas.