Image: Simios y apóstoles

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Opinión

Simios y apóstoles

Por Juan Bonilla

15 mayo, 2009 02:00

Juan Bonilla


El verano pasado leí unos 300 poemarios: lo hice por dinero. 250 eran infumables, 40 malos, y los otros legibles. Había tres decentes, y uno espléndido. Nunca Loewe a gusto de todos, es natural, pero el jurado del Loewe, hasta ahora, siempre me había dado garantías de que se podía confiar en él, de que, aunque me pasara el verano anegado de palabrería, merecía la pena con tal de que finalmente alcanzase a lograr el premio un buen libro. Hasta ahora. Llegó el último premio Loewe, titulado Playstation, firmado por Peri Rossi, y lo primero que pensé tras leerlo fue: para qué coño me han tenido un verano entero leyendo poemarios. Es inverosímil que el jurado considere que éste era el mejor libro: ustedes no pueden saberlo, pero yo conozco 300, y sé que había, al menos, tres libros decentes, y uno espléndido, que se quedaron sin recompensa como yo me quedé sin verano para que el premio fuera a un racimo de bobadas narcisistas. ¿Por qué no ponen en las bases de algunos premios el nombre del ganador? Así, el que se presentara, sabría al menos que gasta estúpidamente su dinero encuadernando copias que carecen de posibilidad alguna.