Image: Simios y apóstoles

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Opinión

Simios y apóstoles

Por Juan Bonilla

19 junio, 2009 02:00

Juan Bonilla


Gamoneda sentenció a Benedetti: poeta menor. Y le diluviaron coscorrones: más menor eres tú. Poeta alcoyano, le dijo alguien. Las opiniones, ya saben, son como los culos, todo el mundo tiene el suyo, y no sé por qué tiene tanto atractivo para los periodistas el de Gamoneda, pero así es. Lo peor de todo, ay, es que esta vez llevaba razón: que Gamoneda sea poeta alcoyano, no implica que lo que diga sobre Benedetti no estuviera cargado de sentido. Lo único que dijo era: su poesía no me gusta. Y eso ya lo sabíamos. Pero luego está esta paradoja: siempre que muere un poeta, hay alguien que viene a decirnos que los poetas no mueren, que viven en sus versos (y nadie más vivo que Benedetti, el más vendido, el más sabido de memoria). Y si los poetas siguen vivos, ¿por qué no hablar de ellos con toda libertad, sin que la muerte cabrona nos imponga silencio? Al fin y al cabo, las opiniones casi siempre retratan más al opinador que al opinado. Y son, en efecto, como los culos: unos cuantos, pocos, nos hacen girar la cabeza y seguirlos un rato, y otros, la mayoría, no nos dicen nunca absolutamente nada.