Fernando Savater, José Luis Cuerda, Chema Madoz y Jorge Herralde.

Por Juan Palomo
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Ya lo decía el clásico, en Madrid todo el año es carnaval. Aún susurro los fados de la VII Mostra portuguesa que nos acompañará hasta finales de noviembre, y ya estoy enredado en el Festival Eñe que se celebra los próximos viernes y sábado, con Fernando Savater, Leopoldo María Panero, Fernández Mallo y Señor Chinarro, García Alix y Javier Cercas, Chema Madoz y Juan Bonilla, Pombo y Atxaga, Gamoneda, José Luis Cuerda, Herralde y José Luis Borau. Y un maratón de poesía y un ciclo de homenaje al maestro Azcona... ¿hay quien de más?

Demoler el trabajo del funcionario anterior, y si es ministro, mejor, está en la mejor tradición política española. La ministra González-Sinde no está dejando, créanme, títere con cabeza en el Ministerio de Cultura. ¡Vaya sandez lo del Código de las Buenas Prácticas! Por eso me resulta inexplicable lo permanente, así pasen veloces los ministros y sus séquitos. Permanente como el pedernal es, por ejemplo, Francisco Calvo Serraller en el machito de los sucesivos ciclos de conferencias que organizan museos, asociaciones de amigos de los museos (que no es lo mismo) y otros centros de arte. Los dirige todos: el de los Amigos del Prado, el de los Amigos del Reina Sofía, el del museo Esteban Vicente (naturalmente) y ahora los de Mapfre, que es, me aseguran, el que mejor le paga. Al mismo tiempo (¡qué hábil!) comisaría las exposiciones de esos centros, hace los prólogos de sus catálogos, escribe luego las críticas (él o por persona interpuesta) en su periódico y cierra el ciclo asesorando la programación del museo segoviano. ¿Lo peor de todo? Que está creando escuela.

Los teatros oficiales han entrado en una progresiva actividad de editar libros sobre las obras que producen. Las que dirige Ángel Facio en el Español de Madrid tienen la virtud de que, al habitual texto y las notas de producción, acompañan atractivos e interesantes ensayos. Lo que no se entiende muy bien es por qué saca ahora el relativo a Ascenso y caída de la ciudad de Mahagonny, una malogradísima producción de 2007 en la que Mario Gas se gastó más de 1.200.000 euros sin negociar correctamente los derechos de autor, de forma que sus propietarios le prohibieron seguir con la obra.

No se despisten: lo del libro electrónico será, es ya, imparable. Vean, si no, la última novela de Stephen King, Under the dome, que estos días sale al mercado estadounidense en papel para hacerlo en un par de semanas en la red como e-book a un precio inferior. O sea, dos formatos que al principio parecían incompatibles son ya complementarios y casi simultáneos. Por su parte, Amazon sube y sube como un buen suflé gracias a su Kindle y a su capacidad para moverse como un pez en las páginas literarias de la red.

Lo de la crisis y el arte es de viaje en noria. En medio de los peores pronósticos en el mercado del arte, el mes de octubre cierra con nuevos nombres de galerías recién abiertas. Desde la llamada 9th 13, en La Coruña a Art Next en Vigo pasando por Río 10 en Torrelavega. En Madrid la cosa no se queda corta. La escuela de fotografía EFTI acaba de inaugurar su nuevo espacio Galería Cero y el coleccionista catalán Miquel Alzueta ha dejado su tierra para abrir galería en la capital. Por lo que cuentan, parece que Cataluña está en tercera división. Ellos mismos ironizan estos días en Fuera de juego, una exposición en muchas de sus galerías, museos y centros, que pretende ganar visitantes y darle un poco de cancha a su actividad artística. ¿Habrá tanda de penaltis?