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Opinión

¡Lo que quieras!

Por Juan PalomoParticipe en el blog de Juan Palomo

5 marzo, 2010 01:00

Miguel zugaza, Jaume Balagueró, A. Goldenberg y K. Zimerman

La semana pasada Javier Solana se estrenó como patrono del Museo del Prado. Es un bocado que toda gente importante quiere dar. Sigue así la huella de su amigo Rodrigo Uría. Recuerdo muy bien cuando, después de la complicada negociación para que la colección del baron Thyssen se quedara en España, Javier Solana, que era entonces ministro Cultura y, por tanto, protagonista de la negociación, le dijo a Uría, en cuyo despacho se fraguó todo: "Pídeme lo que quieras". Uría no tuvo que pensarlo apenas: "Quisiera ser miembro del Patronato del Prado". "Está hecho", le respondió Solana. Y fue patrono y después Presidente del Patronato. En aquellos tiempos, no se movía en el Prado una hoja sin su permiso. Lo sabe muy bien Miguel Zugaza.

Tras dos años de trabajo y toda una vida de admiración por el cante más desgarrado y hondo, Montero Glez ha entregado a sus posibles editores Pistola y cuchillo, el libro que dedica a los últimos días de un Camarón de la Isla seriamente enfermo, angustiado por la muerte que le cerca, las deudas y la angustia por el futuro de los suyos. Un texto breve, como un navajazo, por el que pelean varios sellos.

De Rec a la Red. Mientras Jaume Balagueró prepara su tercera entrega de la aplaudida serie de terror, se ha metido de lleno en la Wikipeli. A partir del próximo miércoles los internautas le mandarán miles de propuestas y materiales a www.lawikipeli.com para que dé forma a un corto interactivo. En la segunda edición de esta iniciativa (la anterior, Universos, la dirigieron José Corbacho y Juan Cruz) la participación de los internautas será aún mayor: quienes se registren en la página y tomen alguna decisión en el filme serán codirectores. Pero, ¿qué les parecerá todo esto a las entidades de gestión?

Sabía que Krystuan Zimerman era un pianista singular, pero no que gastara tantas rarezas como las que me descubre en la cafetería del Pompidou uno de los organizadores de sus conciertos. Su fobia a los aviones y la patológica dependencia que lo une a su piano Steinway le han cerrado las puertas del continente americano y le obligan a moverse en tren por las salas europeas. Eso sí, ha estado estos días en París, capital de las huelgas ferroviarias, y el homenaje a Chopin se ha celebrado con puntual normalidad, quizá porque los piquetes de la Renfe gala (SNCF) no sólo son incómodos. También, melómanos.

Un colega plumilla bromeaba no hace mucho con la idea de llamar al Festival de Otoño, que la Comunidad de Madrid ha trasladado al mes de mayo, Festival de Otoño de Primavera. No sé si los políticos de la Comunidad oyeron el comentario o es su sagacidad la que les ha llevado a la misma conclusión. Se llamará como siempre: De otoño ¿Pero por qué no, y dadas las fechas, Festival de Primavera? ¿Y por qué no, aprovechando el cambio de estación, cambiar también a su director, Ariel Goldenberg, que lleva más de una década al frente? ¿No va siendo hora de virar ligeramente el rumbo?

ARCO produce primero estrés, luego resaca y después letargo. Y no sólo a los galeristas. Estos días, en el Reina Sofía, cuando no era la iluminación la que impedía leer las cartelas, era la diapositiva la que se atascaba. Y cuando no, el ruido que evitaba escuchar un vídeo. Y es que parece que su director, Manuel Borja-Villel, tiene la cabeza puesta en otra cosa: que te quieran quitar el Guernica, con las visitas que proporciona, debe de ser como para desorientar a cualquiera.