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Opinión

Radio París

Por Francisco Javier IrazokiVer todos los artículos de la 'Radio París'

26 marzo, 2010 01:00

Francisco Javier Irazoki


Cuatro veces he visto No direction home, el documental de Martin Scorsese que resume la primera parte de la vida de Bob Dylan. Un placer que debo al escritor Juan Martínez de las Rivas. Desde el principio se disfruta con la discreción sabia del cineasta. Mientras gozamos con las apariciones musicales de Billie Holiday o Muddy Waters, y sentimos el clima de la infancia del protagonista, Scorsese empieza a describir un malententido. A veces enfadado por la sordera voluntaria de los seguidores y las preguntas insistentes de los periodistas, Bob Dylan dijo siempre con claridad que su inconformismo no estaba limitado por la adhesión a ninguna ideología política. Ni siquiera su amor de juventud, Joan Baez, de voz cristalina e idealismo opaco, supo entenderlo, pero esas palabras son el hilo rojo que une toda la trayectoria del cantante de Minnesota. En no pocas ocasiones Dylan tuvo que usar la impertinencia contra un muro humano. Sin resultado alguno. Donde él puso poesía rebelde la gente sólo quiso ver unas banderas hincadas. La película mide la distancia entre un hombre libre y la muchedumbre que sacude los barrotes de la celda ideológica.