Arcadi Espada

Si fuera un crítico daría aquí cuatro brochazos sobre ese gran poema de Juan Bonilla, "¿Quién soy si soy yo?", para ponerlo como ejemplo de una poesía que medita sobre la identidad sin los habituales onanismos metaliterarios. Ese verso final, "La sucesión de extraños: mi equipo", que firmaría Susan Blackmore. Pero en la pincelada me quedo y paso a mi dominio, que es el de la perruna investigación implacable. Tiene Bonilla al lado de ese poema otro, el primero de su nuevo poemario Cháchara, donde parece exhibir, gallito, toda su identidad. "Cuanto sé de mí" advierte en el título, antes de rimar una serie verbal y aritmética con el dni, la tarjeta de renfe, el email, la visa y la clave de su portero electrónico. Estoy en disposición de afirmar que Bonilla miente. Intenté acceder con sus ariadnas a tales cavernas sin obtener más que ariscas señales de peligro indefinido. Hay tres hipótesis. Una birriosamente metafórica: no sabe nada de sí. Otra teoréticamente anacrónica: aún distingue entre autor y sujeto narrativo. Y la única disculpable: que escriba en presente histórico sobre algunos de esos extraños que fueron y que han caducado como un password inactivo.