Image: Ay, piratería!

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Opinión

Ay, piratería!

Por Juan PalomoParticipe en el blog de Juan Palomo

28 mayo, 2010 02:00

Iván Thays, Cameron Díaz, C. Mackintosh y Eduardo Galeano


No es porque sea uno de mis blogueros favoritos, pero estoy de corazón con el peruano Ivan Thays, que se ha negado a firmar una carta de Eduardo Galeano en apoyo de una huelga estudiantil en Puerto Rico porque el uruguayo escribió que "cuando el resto se acostumbra a lo que hay, los estudiantes nos muestran el sendero luminoso del porvenir". Y claro, para un peruano esa referencia es un insulto.Thays lo explica así: "No se trata de una actriz como Cameron Díaz usando una mochila con frases maoístas, inocentemente, en Macchu Picchu. Se trata de un escritor [...] que sabe perfectamente qué dice y cómo lo dice. Si Galeano quiere insultar a los peruanos que sufrimos el terror de Sendero Luminoso, o estafar a alumnos y escritores latinoamericanos [...] es un pobre diablo. Si pretende dar autoridad a sus añoranzas de una América Latina sometida al terror y a la muerte con la excusa de la libertad con un texto firmado por intelectuales, allá él." Sí, basta de silencio pastueño. Bien por Thays.

Ahora que la Residencia de Estudiantes sigue perfilando la celebración de su centenario es de esperar que tenga un recuerdo para Carmen de Zulueta, una mujer excepcional que murió la semana pasada en Nueva York, y una de esas españolas en las que mirarse en tiempos como éstos, tan miserables. Porque Zulueta, formada en la Institución Libre de Enseñanza y en el Instituto-Escuela ,formó parte de una conspiración de mujeres ejemplares que intentaron "adelantar la hora de España"como nos contó no hace mucho José Antonio Marina en su último libro.

El anuncio de que la multinacional que ha producido algunos de los musicales de mayor éxito en Madrid, Stage Entertainment, celebrará su décimo aniversario con el estreno en noviembre de Los Miserables alivia una cartelera que se augura flaca. Los Miserables es el musical que más tiempo ha permanecido en cartel, 18 años en Londres. Se ha hecho en 21 idiomas y lo han visto 56 millones de personas en todo el mundo. Da risa saber como empezó: nació en París, del genio de Claude-Michel Schönberg y Alain Boubli, pero fue Cameron Mackintosh y el equipo de la Royal Shakespeare Company (RSC), capitaneado por Trevor Nunn, quien lo conviritó en un éxito escénico. Cuando se estrenó en Londres, en 1985, la crítica lo puso a parir, pero el público respondió con fervor, agotando las entradas noche tras noche. Y así la RSC pudo recomponer sus paupérrimas arcas.

La veterana galerista Helga de Alvear inaugura por fin la primera fase del Centro de Artes Visuales, que acogerá su fastuosa colección de arte contemporáneo. Cáceres se viste de lujo para recibir el próximo jueves a todos los invitados ilustres que arroparán a la galerista. A los arquitectos Tuñón y Mansilla, que firman el edificio, se les unirá el comisario Hans Ulrich Obrist que actuará de maestro de ceremonias.

Dos datos confirman la tendencia. Por una parte, en un solo año se han triplicado las salas con tecnología 3D, que han pasado de 119 a 323. Por otra, acaban de cerrar en Bilbao los cines Renoir, dejando a la ciudad con una sala en versión original. Sí, las recaudaciones en términos brutos aumentan, pero siempre a costa del formato estereoscópico cuyas entradas son más caras. Porque la taquilla del cine de autor lleva ya dos años en caída libre. Curioso, los cinéfilos se están cargando el cine mientras los amantes de las palomitas, lo están salvando. O por lo menos están salvando a las multinacionales. Y no es que los primeros hayan dejado de ver cine, es que han dejado de pagarlo. Ay, la piratería...