Image: Historias seriadas

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Opinión

Historias seriadas

Por Fernando AramburuLea la crítica de The wire

18 junio, 2010 02:00

Fernando Aramburu


Las leíamos con fruición en los folletines del XIX. El cine mudo nos las dio con parecida profusión y mímica tremenda. La radio las incorporó a sus emisiones y el cine sonoro no tardó en adoptarlas. La televisión nos las lleva a una hora determinada a casa. Tenemos cita diaria con ciertos personajes, de paso con los actores que los encarnan. Podemos así practicar una ilusión de familiaridad con ellos y, sin mancharnos la ropa, entregarnos al gozo de hilar una red de aversiones y simpatías. El temor a perdernos un episodio que nos descuelgue de la trama nos crea una obligación, incluso una responsabilidad. El resto es tan antiguo como adictivo: la lucha perenne del bien contra el mal, una calculada incitación a la curiosidad, expectativas colmadas y no colmadas; sangre, sexo, lágrimas, risas, y la promesa de un final digno de nuestra sostenida fascinación.