Opinión

Caídos

Portulanos

9 julio, 2010 02:00


En un oficio como el del teatro todo el mundo presume de ser especial pero lo cierto es que la originalidad escasea: los espectáculos tienden a parecerse cada vez más a sí mismos, sobre todo cuando pretenden epatar. Una de las pocas producciones de la temporada anterior que pudieron presumir de auténtica personalidad, es decir, de no parecerse a ninguna otra, fue Caídos del cielo, escrita y dirigida por Paloma Pedrero. Estamos aquí ante el enésimo ejemplo de una obra que hubiera movido ríos de tinta de ser italiana, alemana o azerbajana; pero era española y, si bien contaba con el patrocinio de la Fundación Coca Cola, estaba producida por una compañía pequeña e intrépida, Elmuro Producciones.

Caídos no era un espectáculo redondo: avanzaba a trompicones, algunas escenas eran magníficas, otras no tanto. Pero esto no era el resultado de un mal trabajo del equipo artístico sino de la naturaleza misma del proyecto: el reparto estaba compuesto, en su mayoría, por actores no profesionales procedentes de un programa de reinserción para personas sin techo, gentes de la calle que se subían al escenario para celebrar su dignidad a través del teatro y cuya deslumbrante verdad escénica compensaba sobradamente las ocasionales lagunas narrativas. El dato es en sí mismo extraordinario pues en nuestra profesión se escucha mucha verborrea socializante y solidaria pero al final casi todo tiene que ver con los estrellatos de los diversos sectores. Caídos es una aventura valiente que, ironizando con los mecanismos de venta del show business, tiene ya una segunda parte (Caídos del cielo 2: ¡El secuestro!), demostrando que quien quiere, puede, y que no todo tiene por qué ser igual, ni en el teatro ni en la vida.