Gerardo Vera, Manuel Rivas, Anna Netrebko y Spike Jonze

¿Imaginan que un escritor decidiese adoptar Macondo como espacio mítico de un relato sin mencionar a García Márquez? ¿O Yoknapatawpha, sin Faulkner; ¿Podemos apropiarnos de Santamaría, ignorando a Onetti, o, sin ir tan lejos, de Celama, sin Luis Mateo Díez? Pues eso le ha pasado, salvando las distancias con los maestros antes citados, a Marina Mayoral: Manuel Rivas se ha apropiado a las bravas, en su última novela, Todo es silencio, de Brétema, el espacio mítico que ronda la escritora gallega desde hace exactamente treinta y un años. Al parecer, los editores en castellano y gallego se han disculpado con ella por la pifia, pero él no se ha dado por enterado y en las entrevistas que concede habla con desparpajo del espacio legendario usurpado.

Se dice siempre: la novela es género de la madurez, pero a veces se queda uno corto. Acaba de publicarse la primera novela de un escritor de 79 años. Se llama Rafael Sánchez-Girón y se titula La noche de los mil días. Más de 500 páginas que cuentan la vida de Madrid desde poco antes hasta poco después de la guerra civil. Me dicen que es de lo mejor que se ha escrito sobre el asunto. Lo publica Akron.

Hay cineastas que dan lo mejor de sí fuera del cine. Spike Jonze -Cómo ser John Malkovich, y Donde viven los monstruos- estrenó hace unos meses en Internet el cortometraje I'm Here (búsquenlo y no se lo pierdan), una joya que inaugura el género de la ciencia-ficción romántica al narrar con extraordinaria magia la historia de amor entre dos robots. Y ahora nos sorprende con un impactante video-clip (terreno en el que se formó) realizado para el grupo The Arcade Fire, titulado The Suburbes, un drama de 6 minutos sobre la existencia gris de la adolescencia norteamericana, cuya sensibilidad parece pasada por el filtro de Gus Van Sant. A veces el mejor "cine" está en la web.

Anna Netrebko le ha dedicado la CNN un documental que la persigue por los camerinos y nos desvela algunos de sus secretos. Todos, menos uno. Y ahí va el scoop de la temporada: la diva podría haber cambiado de "tono", ustedes ya me entienden: el del barítono Erwin Schrott, con quien comparte casa en Valencia, por el del tenor Roberto Alagna, que en teoría había vuelto con Angela Gheorghiu tras firmar un acuerdo de no agresión en los escenarios. Dicen que la soprano rusa está otra vez embarazada, pero creo que es un error de traducción porque lo realmente embarazoso es la situación que se ha creado.

Otra Mirada al Mundo ha sido decepcionante. Hay que reconocer que sin Festival de Otoño, la idea de Gerardo Vera de un ciclo de teatro extranjero en el CDN ha cobrado fuerza y sentido. Pero eso no basta: hay que ver los montajes para darse cuenta que la pretenciosa obra del berlinés Ostermeier (Dämonen) era un latazo y que Littoral, de Wajdi Mouawad, no es comparable a Incendies, la gran tragedia del libanés que dejó impresionado al público tras su paso por el Español.