Image: Cocinar en la Biblioteca

Image: Cocinar en la Biblioteca

Opinión

Cocinar en la Biblioteca

Por Juan Palomo Participe en el blog de Juan Palomo

17 diciembre, 2010 01:00

Marina Mayoral, Martin Sheen, Ferrán Adriá, y J. Manuel Ballester


Ah, Brétema, Brétema... ni eres Macondo ni tienes dueño. Cómo será que Marina Mayoral, la primera que lo pobló hace más de veinte años, que lo hace protagonista de su próxima novela, Deseos, allá por marzo de 2011, la misma que protestó airada en la prensa gallega por la usurpación que supuestamente había perpetrado Manuel Rivas en su última novela ahora lo comparte gustosa con el escritor. Pero no, a pesar del abrazo telefónico y de todas las explicaciones por el malentendido, Rivas ha decidido que aunque él mismo ya lo usó en uno de sus poemas, cambiará el nombre de marras en cuanto una próxima edición de su Todo es silencio se lo permita. "Si es que hay la hay", dicen que dice...

Descubro, gracias al blog de Rafa Reig, lo que la literatura española puede llegar a deber a la huelga salvaje de los controladores: los invitados españoles (200 escritores nada menos) a la Feria Internacional de Libro de Guadalajara (México) acabaron en los sitios más dispares, abandonados casi a su suerte. Tanto, que Agustín Fernández Mallo alcanzó Barcelona "tras atravesar los Pirineos en bicicleta". Manuel Vilas aterrizó en las Islas Azores y Alberto Olmos, en una aldea en Marruecos. Si de todo esto sale al menos una obra maestra, ¿no habría que premiar a los esforzados secuestradores de tantos viajeros? ¿levantaremos así el estado de Alarma?

No es ninguna novedad el carácter cultural, en fondo y forma, que están adquiriendo las bodegas españolas. Recientemente, Cune ha conseguido doble actualidad de un plumazo: por ser su bodega de Haro el escenario de The Way, la película protagonizada por Martin Sheen -que gira en torno al Camino de Santiago-, y porque la imagen que preside la nave Eiffel pertenece a José Manuel Ballester, reciente Premio Nacional de Fotografía. Y es que, como se ve, no sólo acoge vinos de más de cien años, también arte sin reservas.

La gastronomía entra por la puerta grande en la Biblioteca Nacional. Ferrán Adrià, que desde que anunció el cierre del Bulli no para de trabajar (si su plan era un tiempo de tranquilidad para investigar, me temo que no le ha salido...), es uno de los comisarios de la exposición que se cuece en la institución. Será a partir del día 22 cuando abra sus puertas La cocina en su tinta, con documentos que recorren la historia de la gastronomía desde la Edad Media hasta hoy.

La Asociación de Investigación y Experimentación Teatral de Barcelona reúne mañana a un elenco de actores, muchos de ellos ciegos, para ofrecer una lectura dramatizada de El concierto de San Ovidio, de Buero Vallejo. La obra no ha sido elegida porque sí, está protagonizada por seis músicos ciegos.

P. D. Todavía tienen catorce días para visitar Chillida-Leku (primera etapa)