Arcadi Espada
Leo
El Gran Diseño. Con preferencia, en la cama. Ya me ha provocado un par de sueños de gran interés. Cuando se cita ese libro se habla de Stephen Hawking, como es natural. Y nunca del grande Leonard Mlodinow (el autor de
El andar del borracho), que es uno de los mejores escritores científicos de nuestro tiempo y el redactor de este libro. La transparencia y flexibilidad de la escritura de Mlodinow alcanza aquí cotas supremas. Nunca entendí mejor el Principio de Incertidumbre, de Heisenberg, ni atisbé como en este libro el sentido de algunos temas de la mecánica cuántica, incluidos los legendarios diagramas de Feynman. Pero, obviamente, durante largos y abisales tramos
me descubro leyendo como el dedo de un ciego; es decir tanteando los relieves de las palabras, su forma y hasta su gusto, pero sin penetrar en su sentido. No me importa. El placer es consistente. A veces, incluso, me sobresalta una ráfaga, una iluminación súbita, y creo comprender algo nuevo que además sé que va a ayudarme en cualquier otra estancia (¡no cuántica!) de la vida. Creo que eran éstas, más o menos, las razones de que los hombres leyeran poesía.