Arcadi Espada

Edgar Allan Poe y el misterio de la bella cigarrera, de Daniel Stashower. Uno de esos libros que se leen con franca incomodidad. Uno habría querido escribirlos. La historia descuartiza mitos de altura. El malditismo, por ejemplo: solo alcohol y vanidad. La excavación en el paisaje moral de la época ofrece unos descubrimientos espeluznantes: a solo cien años vista el grado de animalidad de aquellos hombres no podría soportarlo fácilmente un contemporáneo. Puede discutirse la la noción de progreso. ¡Pero que nadie me discuta el movimiento! Mi vinculación moral con algunos de los bípedos que presenta Stashower es muy dudosa : un mundo de chillidos, oscuridad y barro. También es muy didáctica la actitud de los empresarios de prensa americanos. No publicaban a Poe porque tenían que pagarle; se las arreglaban mejor con Dickens que les salía gratis. Pero, sobre todo, el llamado problema de la realidad, of course. Poe fue publicando por entregas el relato de la bella cigarrera, al tiempo que se desarrollaba la investigación policial. El modo cómo va incrustrando su deducción y su imaginación en el cañamazo de lo real es uno de los procesos literarios más fascinantes a que haya asistido este realista. Lo de menos es la victoria -cantada- del gendarme sobre el poeta. Lo impresionante es cómo conversan.