Fernando Valverde, Alberto Olmos, Icíar Bollaín y James Franco
Lo denunciaba hace bien poco Ignacio Echevarría en estas páginas: la perniciosa generalización en el mundillo literario español del buenrollismo esteriliza toda crítica e impide la divertida y necesaria obsesión de los escritores por ponerse a parir, venía a decir. Pues bien. Las cosas van cambiando. Rompió la baraja Lector Mal-herido -el Mr. Hyde de Alberto Olmos-, quien en sus posts se arrancaba a gorrazos con todos. Y ha creado escuela. Son ya varios los escritores que se atreven a tirar la piedra sin esconder la mano. Un tal Carlos González Peón, por ejemplo, describe en su blog el ecosistema de los escritores hoy: "Si no se habla de ellos se ponen tristes, se bajan los pantalones y se encierran en los váteres públicos de los bares para llorar". ¿Bajará con ellos?
La Complutense de Madrid nombra esta semana doctor honoris causa al director de escena, estudioso, maestro de actores, director del Teatro de La Abadía... y pope del teatro madrileño José Luis Gómez. Un hecho insólito, dada la escasez (uno, o ninguno) de doctores honoris causa que procedan del teatro en nuestras universidades, lo que dice mucho del aprecio académico que tienen las tablas por aquí. Pero sí, el nombramiento de Gómez repara algo este olvido.
Circulan descargas gratuitas de filmes premiados en los Goya aún en cartel como Pan negro, de Villaronga, Balada triste de trompeta, de De la Iglesia o También la lluvia, de Iciar Bollaín. En el colmo de los surrealismos, la Academia de Cine escurre el bulto hacia Correos, que "extravió" copias destinadas a los académicos. A esto se le llama ignorancia. O, mejor dicho, poca vergüenza. Es un mal general: en los Oscar ocurre siempre. Semanas antes de su estreno, ya circulaban copias de Cisne negro o 127 horas con la leyenda "Only For Members of the Academy Consideration". En las estrategias de promoción todo es posible.
La simpar Oprah Winfrey anuncia que el número de abril de su revista lo dedica a la poesía.(?) No leeremos, claro, sesudos ensayos, sino artículos sobre los poetas preferidos de Mike Tyson, Bono, Matt Dillon, Sting, James Franco o Demi Moore, mientras los pocos autores que aparecen lo hacen como modelos. Bueno, ¿y por qué no?