Fernando Blanco



Al revés de otros escritores de éxito, que no pasan de entretener, Javier Marías ha ensayado con tesón la literatura. Sus serias y explicativas narraciones, lo cual no es un defecto artístico, despiertan devoción fuera de España. Recuerdo aquel "Literarisches Quartett" (en hora de máxima audiencia televisiva) dedicado a Corazón tan blanco. Los cuatro componentes de la rueda tertuliana se disputaban el turno de intervención para razonar por extenso sobre virtudes del libro. El jefe, Reich-Ranicki, conculcando las normas del programa, hizo lo que prohibía a los demás: leer extractos de la novela. En España no todo el mundo aprecia los libros de Marías. Cuestión de gustos. Peor es la banda municipal de alabadores insinceros. La publicación de Los enamoramientos ha venido precedida de una murga de mercaderes: el mejor, el que más vende, no se lo pierdan. Los lectores de un autor de categoría merecen verdad crítica.