Belén Gopegui, César Vidal, Norah Jones y Rafael Borrás



Primero fue un rumor; luego, una certeza, pero las causas por las que Belén Gopegui abandona su sello de siempre, Anagrama, para publicar en mayo su próxima novela, aún sin título, en Mondadori, seguían siendo un misterio. Se llegó a hablar incluso de peleas y de dinero, pero no, me confirman que todo parte de que ni la nueva Anagrama/Feltrinelli ni Mondadori siguen siendo las mismas. La escritora, eso sí, mantiene intactos su respeto, cariño y admiración por Herralde, y la siguiente novela podría volver a casa (o ir a cualquier otro sello).



A la iniciativa solidaria de Universal con el recopilatorio Music for Japan, que abre John Lennon y cierra Norah Jones, EMI ha contestado con una subasta para recaudar fondos para la Cruz Roja que incluye un MacBook usado de David Guetta, el kimono de Angela Gheorghiu de su última Madame Butterfly, la chaqueta con la que Chris Martin paseó los éxitos del Viva la vida que tanto inspira al dream team de Guardiola o un lienzo de Tiziano Ferro. Fetichismo y buena voluntad para no olvidar lo que ya no sale por la tele.



La crisis, ay, hace extraños compañeros de viaje. Suma de Letras, el sello más modernete de Prisa, lanza una novela de César Vidal, que la pela es la pela. ¿Le harán entrevistas en los medios del grupo, como suelen? ¿Se oirá su voz en la SER? ¿Logrará asomarse a Babelia? Ya les contaré, pero esa historia sí que promete ser un bestseller.



Al editor Rafael Borrás se le encaró indignado un autor al que le había rechazado un manuscrito: "- ¿Usted qué se ha pensado? ¿Qué autoridad tiene para juzgar si es obra mía es buena o mala o regular? -Ninguna autoridad, señor Pedrolo, excepto la que usted me ha otorgado al someterla a mi consideración". Lo anterior es un ejemplo de la jugosa serie de anécdotas sobre el rechazo editorial que el lector disfrutará en Éxito (Trama, 2011), de Íñigo García Ureta. Hay sabrosas historias clásicas de rechazos luego triunfales -Proust, Orwell, Kennedy Toole, Ballard-, pero mi preferida es la de Dublineses, de Joyce, rechazado 22 veces. Cuando al fin salió a la luz en 1914, relató el autor: "un individuo en verdad amable compró toda la edición e hizo que la quemaran en Dublín, en un novedoso y privado auto de fe".



Hizo una película de televisión y un cortometraje en el camino, pero desde su debut con Nadie conoce a nadie (¡hace ya doce años!), Mateo Gil, guionista y colaborador de Amenábar, no había regresado a la gran pantalla. Ahora ha completado su segundo largo, Blackthorn, un western rodado en inglés y en Bolivia, que será una especie de secuela de Dos hombres y un destino (1969). Gil y el guionista Miguel Barrios reescriben la leyenda para estirar sus vidas como forajidos en el salvaje oeste. En el reparto, Sam Shepard (en la piel de Butch, al que dio vida Paul Newman), Stephen Rea, Eduardo Noriega... ¿La veremos en Cannes, en Venecia, en San Sebastián...?