Fernando Aramburu



Ni el dinero, ni las innovaciones, ni los magníficos balances de cuentas. Su logro mayor, según cuenta, no es otro que haber basado la vida en una vocación creativa. Steve Jobs es un hombre positivo, avezado a confiar más en el denuedo diario que en las ilusiones ideológicas. Su lema: mantente hambriento, mantente audaz. No le han faltado reveses: la adopción, el despido de la empresa por él mismo fundada, el cáncer. Lejos de desanimarlo, los contratiempos lo impulsaron a ahondar en valores que dan calidad a la persona y a culminar proyectos que han revolucionado los hábitos privados y sociales del planeta. La conciencia de la finitud le enseñó a distinguir entre lo que importa y lo superfluo, previniéndolo del dogma que supone fiar la existencia entera a los resultados del pensamiento ajeno. Siempre estuvo desnudo, sólo que, a diferencia de la mayoría, nunca lo ha ignorado.