Marta Sanz



Me da miedo el aura de oscuridad que rodea al Ezra Pound de Cantos, pero en Guía de la kultura (Capitán Swing) descubro a un gamberro que escribe grafitti sobre el muro de páginas que se adelantan al punk en su denuncia destroyer de una civilización en decadencia. La obsesión por la usura se traduce en crítica a las democracias liberales y a los valores del "hombre medio". Ezra tampoco ve con buenos ojos el socialismo. La vocación didáctica y el anti-academicismo de Pound ofrecen un nuevo modo de aprehender la realidad, el ideograma, por medio del que cartografía la cultura. A Pound le asquean los filósofos-tahúres que juegan con conceptos sin aplicación práctica: Cambridge, Filología, Erudición. Cultura es lo que queda cuando se han olvidado los libros y sus nombres. Pound, a quien le repele el acaparamiento -bancario- de saberes, podría haber sido un ideólogo boloñés. El plan Bolonia es cristalización de la ideología demo-liberal, pero no hay contradicción: se trata de cubrir las necesidades del sistema. La cuestión es si los planes de estudio han de diseñarse para la supervivencia sistémica y qué tipo de sistema se quiere perpetuar. Guía de la kultura se escribe durante el esplendor del filo-fascismo poundiano. Intuyo algo turbio en combatir la necrosis del conocimiento y defender la utilidad. A lo mejor es que hay que mostrar desconfianza hacia quienes desconfían de las ideas y redactan a la vez instrucciones, listas de libros y decálogos de conducta.