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Opinión

Aperturas

Por Juan Palomo Participe en el blog de Juan Palomo

7 octubre, 2011 02:00

Alicia Alonso, Andrew Wylie, Guillermo de Osma y Roberto Saviano.


Durante décadas, "La Codorniz" fue el ave más libre de la Prensa española, pero ahora que tantas revistas han cerrado por defunción del sentido del humor, superadas por las astracanadas de nuestra clase política, la más grande se merecía un homenaje como el que Felipe Hernández Cava prepara para el Museo de la Ciudad de Madrid. En noviembre, y por primera vez, los espectadores van a poder ver 350 originales de la revista, entre otros la portada de Tono para el número 1, y también algunos censurados. En la muestra, que recordará especialmente al gran Enrique Herreros y a Álvaro de Laiglesia, podrán verse ejemplares de las publicaciones que fueron su precedente, como "La Ametralladora". Y sí, también en esto hemos perdido...

Es innegable la calidad artística de los bailarines del Ballet Nacional de Cuba, pero es obvio que la clac que les acompaña es ruidosa en exceso y "canta" demasiado. No se nota mucho cuando la gran dama de la compañía, Alicia Alonso, hace su aparición cada noche en el teatro, en el último acto. Pero al acabar el espectáculo se muestran dispuestos a clacpitanear a unos espectadores generosos, y entonces silban y aplauden y gritan enfervorizados con una energía que les delata, pues lleva el sello indeleble del Caribe.

Tras el exitazo de Apertura, la propuesta de las salas madrileña agrupadas en ArteMadrid de inaugurar juntas la temporada y programar actividades durante tres días, ahora la asociación de galerías se enfrenta a la renovación de su junta directiva. Es probable que de la asamblea extraordinaria de este otoño salga nuevo vicepresidente (Elba Benítez dimitió hace meses). Pero será entre febrero y marzo del próximo año cuando se renueven al menos tres de los cargos: es seguro que Guillermo de Osma dejará la presidencia, y lo mismo Silvia Ortiz de Travesía Cuatro y Fernando Cordero de La Caja Negra. Todo en los términos de cordialidad y buenrollismo en los que viene trabajando.

Dos años largos ha necesitado Diego Moreno, editor de Nórdica, para conseguir que el chacal Andrew Wylie le cediera los derechos de las entrevistas más literarias de Vanity Fair por un precio razonable. Tanto, que el agente ha aceptado ahora una tercera parte del precio que primero exigió..., y es que los tiempos, ay, han cambiando para todos.

He leído con emoción, con estupor, con envidia, las historias que el gran Roberto Saviano cuenta en Vente conmigo (Anagrama), y que antes contó en la televisión italiana, en la RAI (¿podríamos haber visto esos monólogos referidos a España en cualquiera de nuestras televisiones con los sacalugas que nos gastamos?) con tanto arrojo como éxito. "El milagro, dice Saviano, fue la audiencia". No, el milagro es Saviano, que subió del sur de su Camorra, a los vertederos políticos y económicos del Norte de su país, queriéndolo, denunciándolo y cautivando a unos espectadores convertidos en ciudadanos.