Antonio Muñoz Molina, Artur Barrio, Elton John y R. Gómez Baeza

Los próximos días va a haber muchas sorpresas en relación con el libro electrónico en español. Y no las va a dar ni Amazon ni Apple (que apenas ofrece unas centenas de títulos en español en su iBookstore), sino un gran grupo editorial con importante librería en la Gran Vía madrileña, que distribuía hasta ahora sus e-books por Libranda y que ha desarrollado lo que llama su "propio ecosistema de lectura". Es decir, su propia plataforma de venta, con un sistema propio de encriptación (que, desde luego, no pasa por el DRM de Adobe) y que permitirá al usuario tener sus libros en la nube.

Hace poco les hablaba de las argucias del chacal Andrew Wylie, y parece que no pierde pie: el agente literario de Antonio Muñoz Molina ha paralizado cualquier intento de adelantar el único cuento inédito de Nada del otro mundo. Se trata del volumen que reúne toda la obra narrativa breve del escritor, lo lanza Seix Barral la semana que viene, y demuestra cómo, al final, ni los más libres lo son tanto ni pueden librarse de las garras del mejor depredador.

Rosina Gómez Baeza ya está en Madrid. Ya saben que dejó LABoral de Gijón antes de que la echasen (y antes también del terremoto en el Niemeyer de Avilés, todo muy relacionado) y que reapareció en el Prado para asistir a la entrega del Premio Velázquez a Artur Barrio. No dijo nada, pero les apuesto que la jubilación no es todavía una opción para quien manejó ARCO durante 20 años. ¿Estará su futuro en Madrid? ¿Quizá en el barrio de Legazpi? ¿Será en Matadero?

Lee Hall, el guionista de Billy Elliot y autor del polémico libreto de la ópera Beached (boicoteada durante su estreno en Leeds hace unas semanas por un grupo de ultraconservadores), se ha instalado en Hollywood para dar forma a los diálogos de Rocketman, el biopic de Elton John, al que interpretará James McAvoy. Lo que no está claro todavía es qué afortunado se encargará del último tramo de la cinta. Propongo al cómico Ricky Gervais con gafas rosas y lentejuelas.

Cierto es que el paso de Blanca Portillo y Chusa Martín al frente del Festival de Mérida no fue tan exitoso como se esperaba. Pero eso es lo de menos. Lo de más es el desbarajuste económico-administrativo que se encontraron: facturas sin pagar desde 2007 y un agujero financiero que todavía nadie es capaz de cuantificar. De juzgado de guardia. ¿Responsable? La Junta de Extremadura, que a lo que se ve hacía y deshacía en soledad y sin echar cuentas a nadie desde hace años. Tanto, que la semana pasada el Ministerio de Cultura ha pedido al interventor general que actúe y les informe del montante de la deuda. Un poco tarde, ¿no?

P.D.: ¿Para qué un Museo del Traje si la gran exposición de Yves Saint Laurent en Madrid la organiza la Fundación Mapfre?