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Opinión

Los ricos

Por Ignacio García MayVer todos los artículos de 'Portulanos'

18 noviembre, 2011 01:00

Por Ignacio García May


Con la catástrofe económica los profesionales del espectáculo han desempolvado el personaje de artista comprometido que había permanecido en hibernación durante los años de vacas gordas. "Los ricos son cada vez más ricos", claman, "y los pobres cada vez más pobres". Esto, desde luego, es incuestionable. Sucede que tan injusto panorama tiene su correspondencia en el ámbito de la cultura: en los repartos del cine, de la televisión, de los teatros comerciales y públicos, vemos a directores y actores estrella a los que se les pagan sin discutir cantidades obscenas mientras se le aprieta la tuerca, brutal, inmisericordemente, a los actores secundarios o pequeños papeles, a los técnicos, o a los directores que no tienen su nombre inscrito en el paseo de la fama. Pero los ricos de la cultura son tan cínicos como los de las otras profesiones; tanto que hasta se camuflan entre las víctimas de la crisis. Sepan los lectores que el cómico paupérrimo pero digno y orgulloso descrito por Fernán Gómez en El viaje a ninguna parte no existe ya. Hoy, los que son pobres se ganan la vida en cualquier otro oficio y los ricos pueden llegar a serlo muchísimo. Lo suficiente como para que Rubalcaba les incluya en su lista de ordeñables, que es quizá la razón por la que se hacen los suecos.

Reconozco que no me ha llamado el Señor por los caminos del colectivismo, pero siempre me ha parecido curioso que en EEUU las estrellas dediquen buena parte de sus fortunas a fomentar la propia industria de la que viven mientras que aquí, donde los ricos de la cultura son todos tan de izquierdas, se gasten el dinero exclusivamente en abrir bares y comprar pisos.