Agustín Fernández Mallo

Se le atribuye a Chesterton la frase, "he visto la verdad, y no tiene sentido". Hay quienes gastan sus días buscando la Verdad. Allá ellos. El pianista de jazz, Fred Hersch, que ha actuado recientemente en nuestro país, debería estar muerto, eso ha dicho él mismo. Maestro de pianistas de jazz actuales, sufrió dos meses un coma profundo, y permaneció casi un año sin comer por sí mismo. Cuando se despertó, había perdido la voz, la capacidad para moverse, para escribir partituras y, por supuesto, para tocar el piano. De pronto comenzó a recordar sueños que había tenido durante el coma, dice que muy precisos, y tuvo la necesidad de componer lo que luego se convertiría en el espectáculo multimedia, My coma dreams. En efecto, la verdad no tenía sentido, o por lo menos llegó para Hersch del lugar con menos sentido de cuantos conocemos, los sueños, aunque algo tremendamente preciso pueda latir en ese caos. Que alguien se duerma siendo escritor y se despierte convertido en compositor multimedia es algo que parece que tarde o temprano nos ocurrirá a todos. El imparable auge de las tabletas electrónicas aporta herramientas al escritor, que podrá optar por incorporar otros lenguajes a sus obras: sonido, links en tiempo real a la Red, e imagen en movimiento. El libro no desaparecerá, sólo se amplía el campo de batalla. Hay quienes se agarran al papel como a una única verdad que, en este caso, sí que no tiene sentido.