Fernando Aramburu
Beckett compuso el libro al calor de unos amores de juventud, en la habitación de un hotel parisiense. El autor, primerizo, colmó sus páginas de vivencias personales, trasuntadas en figuras de ficción. El ejercicio literario, ya lo sabemos, permite la paradoja de consumar revelaciones usando embozos. Beckett, entonces lector de inglés en la École Normal Supérieure, se había prendado de su prima Peggy, afincada con su familia en Kassel. Una placa atestigua todavía las visitas al lugar del futuro premio Nobel. Peggy, pariente consanguíneo, prometida con otro, es un amor imposible. La tuberculosis se la llevó pronto, apenas cumplidos los 23 años. Un pensamiento profano nos dice que quizá el objeto de su corta vida consistió en suscitar un libro de Beckett. Libro que, rechazado por los editores, su autor mantuvo oculto hasta después de su vida en lo que llamaba el "cajón de mis sueños más salvajes".
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- Y tú que Io veas, por Elena Vozmediano
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- El incomodador, por Juan Sardá
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