Decíamos ayer
Por Juan Palomo Participe en el blog de Juan Palomo
2 diciembre, 2011 01:00Caballero Bonald, Vila-Matas, González Sinde y Elena Foster
Caen en mi papelera muchas notas sobre la mexicana Feria del Libro de Guadalajara, pero quizá la más aguda sea ésta de un conocido escritor: "¿No es un sarcasmo que Almudena Grandes reciba el premio Sor Juana Inés de la Cruz por Inés y la alegría, tras su deleznable artículo sobre las monjas violadas en la guerra civil? ¡Si hasta Muñoz Molina le sacó los colores! ¿No te acuerdas cómo, tras reproducir una frase de la Madre Maravillas -‘Déjate sujetar y despreciar'- escribió a continuación esta atrocidad: ‘¿Imaginan el goce que sentiría al caer en manos de una patrulla de milicianos jóvenes, armados y -¡mmm!- sudorosos?'".
Sabemos que nunca ha estado tan revuelto el patio de la taquilla cinematográfica. La Ley Sinde se pospone sine die en espera de un imposible punto de encuentro entre internautas, industria y políticos, y el ICAA investiga el falseamiento de datos en taquilla (Cines Luchana). Quizá sea el primer paso para levantar la alfombra de una práctica recurrente entre productores y exhibidores: comprar entradas a discreción (aunque las salas sigan vacías) para cumplir cuotas de audiencia y poder optar a la ayuda pública. Que investiguen, que investiguen...
Ivorypress, la marca que engloba los distintos proyectos artísticos que capitanea Elena Foster, apuesta fuerte por su faceta comercial. En febrero, pasará de ser una de las collector, invitadas de lujo de la feria, a ser una galería más en ARCO 2012. En su stand, podremos ver a algunos de los artistas que representa, Ai Weiwei, Los Carpinteros, Dionisio González o Michal Rovner. Pero esto es sólo el principio: Ivorypress Gallery se lanzará a otras ferias internacionales. ¿Art Basel, por ejemplo?
Esta temporada no veremos a Maribel Verdú y a Aitana Sánchez Gijón en el teatro, como estaba previsto. Iban a protagonizar The Vibrator's Play, una pieza de Sarah Ruhl. A poco de comenzar los ensayos, asuntos personales llevaron a Sánchez Gijón a retirarse de la producción, cuando ésta había sido vendida por los teatros de medio país. Verdú no ha querido ni oír hablar de sustituciones. Y ahí se han quedado.