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Opinión

Ni hablar

Por Marta Sanz Ver todos los artículos de 'Ni hablar'

17 febrero, 2012 01:00

Marta Sanz


Voy a destripar una película y una novela. Si lo consideran oportuno, cambien de emisora. Se puede practicar el zapping con los suplementos culturales. Lobos con piel de cordero: A cool million de Nathaniel West (Gallo Negro) y El Havre de Aki Kaurismäki. En ambas "la ingenuidad" como voluntad política de estilo es maquinación alambicada, efectiva, bella e inteligente: esta enumeración suena a "maldad", pero la palabra que la resume es sátira. West se sitúa en un punto donde se intersecan Babbitt y De Lillo. A través de una trama de aprendizaje donde el protagonista sale al mundo para buscar fortuna, West alancea la falacia fordiana del self made man; la yema del fascismo dentro de la cáscara de la libertad de consumo; el axioma de que existe un capitalismo bueno y uno malo. El héroe pierde su integridad moral y física: dientes, ojo, un pulgar... El tono moral de cuento desprende salutífero vitriolo bajo una amabilidad epidérmica nacida de lo fácil que resulta leer la historia. El Havre narra un milagro. El niño, que llega ilegalmente a Francia, se reencontrará con su madre en Inglaterra porque toda la comunidad colabora. Además, una mujer se salva de un cáncer incurable. Cerezo en flor. Fin. Los espectadores salimos contentos. Pero lo que destila El Havre es hiel: la mentira del milagro, de la curación de los cánceres terminales, la mentira de creer que el niño llegará a Londres. La necesidad de creernos las mentiras y de salir contentos del cine después de haber visto una bonita historia. Queremos que nos mientan. Menos mal que quedan lobos con piel de cordero. Magníficos lobos.