Image: Solito en la vida

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Opinión

Solito en la vida

Por Arcadi EspadaVer todos los artículos de 'Solito en la vida'

30 marzo, 2012 02:00


Hace unas semanas el escritor científico Jonah Lehrer escribió un artículo en Wired que me produjo una gran satisfacción. Siempre he sido contrario a las catas ciegas y a despojar cualquier experiencia artística de su encadrement. A mí me produce un placer infinito saber que el vino dulce surafricano que me estoy bebiendo era el que preferían Napoleón o Wilde. Y es evidente que, dados los medios de reproducción casi inconcebibles de la obra artística (véase www.googleartproject.com), uno va a los museos, más que a ver el cuadro, a que el cuadro le vea a uno. Todo esto es así, y lo ha sido siempre en mi vida, pero como de costumbre quería salirme de las metáforas. Y ahí es donde se desencadena gozoso el artículo de Leher sobre el experimento de la Universidad de Oxford. Pusieron a unos delante de rembrandts falsos y verdaderos. Avisándoles, antes de que se proyectara la filmina correspondiente, de si era un original de Rembrandt o pertenecía a su escuela. (Y de paso, engañando a la mitad del grupo sobre la filiación veraz). Como era de esperar no se produjeron diferencias detectables en las respuestas sensoriales. A excepción de una: cuando anunciaban rembrandt (¡y con independencia de que lo fuera o no!) una zona del cerebro, justo detrás de los ojos, se volvía loca. En palabras de Lehrer: "La que se asocia a la recompensa, el placer y el beneficio monetario." Y a la verdad, añado.