Image: Ni hablar

Image: Ni hablar

Opinión

Ni hablar

Por Marta Sanz Ver todos los artículos de 'Ni hablar'

13 abril, 2012 02:00

Marta Sanz


Los escritores que hablan de dinero están condenados al infierno. Se han convertido en mercaderes y Jesucristo, como belicoso arcángel que lleva en la diestra una espada flamígera, o un bloguero muy, muy cabreado, van a expulsarlos del templo de la literatura. Los escritores que no hablan de dinero -qué elegancia- son los que viajan en business. En literatura también existe la lucha de clases.

Aspirar a vivir de lo que se escribe no es lo mismo que escribir por dinero lo que a uno le echen, aunque yo no tengo nada en contra de lo segundo y habría que dignificar el trabajo de los negros. En contraposición, escribir gratis no es garantía de hacerlo bien. Ni desinteresadamente. Ni siquiera significa que eres más honesto que el que cobra por sus palabras. Los hay que, como pasantes de abogado, escriben gratis porque buscan una silla. Un favor para después. Llevan la cuenta de los débitos en una libreta y mordisquean el lápiz como Manolito, desprolijo tendero. Su generosidad y su amor al arte son una forma de no dar puntada sin hilo.

Con la excusa de la crisis cada vez es más corriente no pagar las colaboraciones en Prensa, los informes de lectura, el trabajo como jurado. Clientelismo. Indignidad. Yo que he cometido todos los pecados -he escrito sin cobrar y cobrando, he esperado y he hecho favores- a Dios pongo por testigo, con un rábano en el puño, de que nunca volveré a pasar hambre, porque, mientras el mundo no pare y yo me pueda bajar, hoy uno es muchísimo más libre cuando lo pagan. No les quepa duda.