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Opinión

Amigos beat

Por Fernando Aramburu Lea la crítica de Jack Kerouac y Allen Ginsberg. Cartas

18 mayo, 2012 02:00

Fernando Aramburu


Kerouac, Ginsberg... Los venerábamos. Hicimos de ellos dioses de la rebeldía, sin saber, acaso sin querer saber, que además eran hombres y, como tales, frágiles. Su abundante correspondencia, que cesó con la muerte del primero, muestra sin embozo la pasta humana con que estaba hecho cada uno. Ambos derraman un sinnúmero de revelaciones confidenciales en sus cartas. En ellas dan cuenta de sus respectivos abismos: la neurosis, la depresión, el horror a la soledad, la insoportable pérdida de la juventud; en fin, esos barros oscuros donde cada cual a su manera buscaba pepitas de oro literario. Se alaban y se critican. Se quieren y se detestan. Durante veinticinco años intercambian afecto, poemas, dudas, sugerencias, consejos, desde los márgenes de una sociedad que contribuyeron a cambiar a fuerza de rechazarla. Dos niños adultos, obsesionados por la literatura, inconformistas, cándidos, geniales. Lograron esa cosa inhabitual entre ególatras: ser buenos amigos.