Federicco Moccia, George R.R. Martin, Antonio Tabucchi y Gustavi
Una auténtica legión de seguidores reza cada día por él. Por George R.R. Martin, el creador de Juego de Tronos, de 64 años y muy delicada salud. Pero pueden tranquilizarse, Martin acaba de explicar que lo tiene todo previsto. Recapitulemos: de los siete libros de los que constará la serie, se han publicado cinco y el escritor norteamericano lleva 200 páginas del sexto. Cada volumen suma de media unas mil y Martin no es conocido precisamente por su rapidez. Pero, según explica en uno de los últimos posts de su blog oficial, ha desvelado el secreto del final de la saga al productor de la exitosa serie televisiva basada en sus libros a punto de concluir la segunda temporada. Si él no llega, sus fans no quedarán desamparados. Tendrán un final.
Tablón de anuncios. La consultora internacional Sede en China acaba de firmar un acuerdo con la compañía Xi Lian Show para abrir puertas a proyectos escénicos españoles que quieran hacerse ver en aquél país. Está cada vez más claro que hay que mirar a Oriente, porque me paseo por las programaciones de los dos grandes festivales de teatro del verano europeo, Edimburgo y Aviñón, y la marca España ni aparece. Sólo dos espectáculos actuarán en español: Teatro Playa, troupe chilena que dirige el autor Guillermo Calderón y que llega a la capital escocesa con Villa+Discurso, y la colombiana Mapa, que aterriza en Francia con Los santos inocentes, que nada tiene que ver con la obra de Delibes, sino con la fiesta del 28 de diciembre.
El milagroso Sistema de José Antonio Abreu ha vuelto a dar sus frutos. Con Gustavo Dudamel como sumo sacerdote de la Filarmónica de Los Ángeles y Christian Vásquez de giras como nuevo fichaje de la todopoderosa agencia Askonas Holt, ahora el venezolano Rafael Payare, de 32 años, acaba de ganar en Copenhague el Concurso de Dirección Nikolai Malko. Cuentan que casi pierde el sentido al conocer el fallo. No es para menos, con Lorin Maazel como mentor de los 24 conciertos que dará en Europa. No se pierdan su Beethoven.