Image: Barcelona 1957

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Opinión

Barcelona 1957

Por Arcadi Espada Ver todos los artículos de 'Solito en la vida'

5 octubre, 2012 02:00

Arcadi Espada

El fotógrafo Leopoldo Pomés acaba de publicar un libro extraordinario. Barcelona 1957, editado a medias por La Fábrica y la Fundación Colectania. Es un libro que me afecta personalmente, yo nací, perdonadme, con la tele y el seiscientos; pero me parece que puedo aspirar a una cierta objetividad. Su excelencia arranca de la propia portada donde se exhibe un retrato de madre con hija, caminando por las Ramblas. La foto tiene 55 años. La hija es un preciosidad agitanada y altiva, que mira al fotógrafo y al tiempo con intolerable y lascivo desafío. Será castigada. Con el libro en la mano el lector sentencia inexorable que la hija debe de ser hoy la arruga calva y negruzca que era entonces su madre. Ya ven. La evidencia de que el tiempo mejora las cosas buenas. ¡Aunque solo pase con las fotografías buenas! He visto muchos libros de este género. Una ciudad, su tiempo, sus esquinas, sus tipos, un fotógrafo. Este es de los grandes. En muchos de esos libros, aun ejemplares, se advierte la decantación por el pintoresco del fotógrafo. Incluso se advierte algo mucho más enroscado: que fotografió a sabiendas de que el tiempo haría pintoresco el encuadre. Nada de eso hay en este Pomés, por encima, por cierto y según mi juicio, de cualquier otro Pomés. El fotógrafo hizo su trabajo sin buscar ninguna melancolía impostada, añadida. Brut nature, sin gota de licor de expedición. Así el paso del tiempo se presenta ahora cual es. Crudo, siniestro. Para que la estupidez apocalíptica mire por el agujero del culo de donde venimos.