Fernnando Aramburu

La vasta lista de atrocidades pudiera inducirnos a creer que la Segunda Guerra Mundial constituye la suma de conflictos más cruel acontecida jamás sobre la Tierra. Sin duda esto es así en su cantidad, lo cual se debe a la ciencia y el progreso. Hay diferencias notables entre aniquilar congéneres de uno en uno a lanza y espada o abrasarlos en muchedumbre arrojándoles una bomba atómica, por más que el sentido de la actividad y las consecuencias para las víctimas sean idénticos. El hombre, si no lo aplacan la convicción moral, la democracia, ciertas formas piadosas de la religión, es tan bestia esta mañana como durante la edad de las cavernas. Denle un arma, un ideal, la promesa de un premio, asústenlo y verán. Tan provechoso para la paz es preguntarse por qué ocurrió la Segunda Guerra Mundial como averiguar por qué no ha empezado todavía la tercera.