Agustín Fernández Mallo



Los recuerdos y la construcción del presente a través de recuerdos es, en efecto, un misterio. Se sabe ya que aquellas imágenes del pasado que guardamos en la memoria con toda clase de detalles, son casi mentira; mejor dicho, son inventadas, construidas a posteriori -inventar nada tiene que ver con mentir-. Sin embargo, los recuerdos más desdibujados, aparentemente inconexos y apenas un borrón, resultan ser mucho más exactos: más acordes con lo consensuadamente objetivo. Esto me lleva a pensar que el acierto de lo que comúnmente llamamos "inspiración", el momento en el que unas ideas llegan de no se sabe dónde y concatenan un todo, un borrador de relato, viene directamente inyectada desde esos recuerdos borrosos pero mucho más certeros que los presuntamente fieles a la "realidad". La realidad más real es una suma de fotos desenfocadas. Quienes escribimos ya lo sabíamos -o lo intuíamos-, de la misma manera que sabíamos que para escribir unas memorias de vida hace falta tener mucha capacidad de invención y olvido. Google ha publicado el ranking de lo más buscado en ese cerebro paralelo que es la Red. Sorprende que casi todos sean, bien personajes conocidos pero tirando a secundarios, entes hoy caídos en el borrón de un recuerdo impreciso, o bien personajes recientes acerca de los que poco sabemos -Whitney Houston, Mireia Belmonte, Manolo Preciado, María de Villota, prima de riesgo, Bankia, reforma laboral-. Parece que -en un viaje muy parecido al de una creación-, se trata de la necesidad de que el cerebro global haga de ellos una imagen nítida, un recuerdo preciso. Inventarles una ficción que más tarde tendrá que someterte a la prueba de lo real.