Image: El juez Roberts

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Opinión

El juez Roberts

Por Fernando Aramburu - Lea la crítica de El juramento. La Casa Blanca de Obama y el Tribunal Supremo, de Jeffrey Tobbin

11 enero, 2013 01:00

Fernando Aramburu


Años atrás, si se hubiera emprendido en EE.UU. la búsqueda del ciudadano modélico por excelencia, millones de dedos habrían señalado sin vacilar a John Glover Roberts, un jurista apuesto, adinerado, creyente, padre de familia con fama de laborioso y equilibrado. George W. Bush lo llamó en 2005 para presidir la Corte Suprema. Roberts fue acogido en Washington con general simpatía. Algunos de los veintidós senadores que no apoyaron su nombramiento declararon que les pesaba no haberle dado el voto. En 2009 tomó juramento como presidente de la nación a Barack Obama, uno de aquellos senadores que en su día no le votaron. Al leer la fórmula tradicional, Roberts se equivocó e indujo al recién nombrado a equivocarse. Pese a sus convicciones conservadoras, se unió a los jueces liberales para salvar la controvertida reforma sanitaria de Obama. La imagen de ciudadano modélico quedó seriamente dañada para algunos.