E.L. James, Sergio Gaspar, Cristina Fallarás y Pablo Berastegui



Unos días antes del arranque de la campaña navideña las ventas totales de los tres volúmenes de 50 Sombras de Grey superaban en español los dos millones de ejemplares. Y cuentan desde Grijalbo Mondadori que las ventas estas fiestas de E.L. James han sido "bestiales". Tal cual. El bondage suave de lo que al principio se desdeñó como "porno para mamás" ha salvado las cuentas del grupo en 2012 y, ya de paso, con todo tipo de sucedáneos e imitaciones, ha aliviado las del sector del libro au complet. Quién lo hubiera dicho.



Era de justicia: el viernes que viene un puñado de poetas (de Eduardo Moga a Jordi Doce, de Manuel Rico a Javier Lostalé) rinden homenaje a Sergio Gaspar, benemérito editor de Pablo García Casado, Fonollosa, Antonio Lucas, Riechmann, Manuel Vilas, Cristina Fallarás, Silvia Ugidos, José Luis Morante, y tantos otros que encontraron en la ya desaparecida DVD un sello que se lo jugaba todo por sus autores. Ahora, su creador, Sergio Gaspar, anda enredado en otras aventuras. No le pierdan de vista, porque dará que hablar.



Las mujeres van a tomar la Biblioteca Nacional a finales de este mes, gracias a Clara Janés, que piensa reivindicar en una exposición a Teresa de Jesús, Luisa Sigea, Oliva Sabuco, María Zayas y sor Ángela de la Cruz, entre otras, es decir, a "las primeras mujeres españolas que se atrevieron a tomar la pluma". Me cuentan que la exposición mostrará 40 libros antiguos, así como paneles con sus retratos extraídos de grabados originales. Y descubre historias tan increíbles como la de las monjas olvidadas del Carmelo, que hicieron posible la difusión de la obra de San Juan de la Cruz, o la de Oliva Sabuco, a la que su padre arrebató la autoría de sus libros.



El año empieza con movimiento en Matadero Madrid. Y más que vendrá, porque el eco de un ERE resuena entres a la Nave que entres. Pablo Berástegui, hasta ahora director, se ha instalado ya en Conde Duque, tras haber conseguido lanzar el espacio de Legazpi como uno de los referentes de la capital. Por allí anda ya Carlota Álvarez-Baso, que viene avalada por su experiencia en la gestión cultural en múltiples proyectos. Está claro que se cierra una etapa. Ahora falta ver las estrategias del nuevo juego.