Image: Los mundos sutiles

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Opinión

Los mundos sutiles

Por Juan Palomo Participe en el blog de Juan Palomo

1 febrero, 2013 01:00

Ian McEwan, Eduardo Chapero-Jackson, James Joyce y Carlos Urroz


¿Alguna vez se han preguntado qué personaje literario les hubiera gustado ser? Ian McEwan lo tiene muy claro, tanto que acaba de confesar que, dada su alergia a los aeropuertos y sus controles de seguridad le encantaría ser Puck, el personaje del Sueño de una noche de verano de Shakespeare, capaz de dar la vuelta al mundo en cuarenta minutos, lo que, dice el autor de Expiación, "me permitiría llegar de Londres a Nueva York apenas en cinco". Dice más: que le asusta la alegría con la que ahora se habla de "grandes novelas", que leer a los clásicos comporta un elemento de autodestrucción para un autor, y que sus obras favoritas son Hamlet y Los muertos, de Joyce.

Habrá que estar atentos en los Goya a la Mejor Película Documental. Yo apuesto por Los mundos sutiles, de Eduardo Chapero-Jackson, una sensible interpretación, a través de la danza, de la vida y la poesía de Antonio Machado. Hay perlas de su obra como esta: "El español prefiere pelear a comprender y casi nunca esgrime las armas de la cultura, que son las del amor". Casi nada. Como casi nada son las decenas de artículos que ahora se multiplican en la Prensa sobre la muerte de los libros, buscando, quizá, optar al suculento premio sobre la Lectura de la Fundación Sánchez Ruipérez (12.000 euros) .

El maestro luthier Carlos Arcieri ha conseguido reparar un Stradivarius español valorado entre 19 y 23 millones de euros, más o menos lo que ha conseguido desfalcar Bárcenas entre unas cuentas y otras. El violonchelo en cuestión fue malogrado por Patrimonio Nacional el pasado mes de mayo pero ahora Sotheby's acaba de anunciar que no subastará más instrumentos musicales, tras la marcha de sus especialistas Tim Ingles y Paul Hayday (que han creado la firma Ingles & Hayday). Con lo bien que nos habría venido...

Cuenta atrás para la cita artístico-comercial más esperada del año, nuestro ARCO, que dirige Carlos Urroz contra viento y marea. A falta de la recta final ha sido un año penoso: nervios, quejas, negociaciones, galerías que dicen que sí, luego que no, y finalmente que sí... las catalanas, ya saben. Un baile que difícilmente tendrán las cuentas de los artistas, que andan preparando"cosas para vender", la pieza perfecta para salir de ésta. ¿Estaremos preparados para lo peor?