Image: Razones de peso

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Opinión

Razones de peso

Por Arcadi Espada Ver todos los artículos de 'Solito en la vida'

1 febrero, 2013 01:00

Arcadi Espada


Nicholas Carr, en un artículo reciente en el Wall Street Journal, advierte señales de parón en la difusión del libro electrónico. Lo cierto es que son señales muy débiles y alguna de ellas puede que estén motivadas incluso por el propio éxito del ingenio, que después de una explosión formidable ha estabilizado su crecimiento: "La tasa de crecimiento anual de ventas de libros electrónicos cayó de forma abrupta durante 2012, alrededor de 34%. Sigue siendo un cifra saludable pero es una marcada caída frente a las tasas de crecimiento de tres dígitos de los cuatro años previos." Carr es un militante de la contrarrevolución y a veces le ciega la pasión, paredón. Llega a ver en el relativo frenazo la posibilidad de que al libro electrónico le aguarde el mismo futuro que al audiolibro; es decir, un futuro complementario respecto al libro encuadernado. Pero su analogía tiene un pequeño problema: a diferencia del audiolibro el libro electrónico sirve para leer. Lo que sí tiene interés de lo que dice Carr es su alusión al género de los ebooks, que parecen colonizados por la ficción popular. El triunfo de cualquier cosa popular no debe sorprender y si las novelas baratitas son los libros de papel más vendidos es natural que lo sean también en ebook. Pero la cuestión interesante es que el ebook parece especialmente apropiado para los libros antónimos. Es decir, para la no ficción más o menos minoritaria. Libros donde las ventajas del hipertexto, de la anotación, de la búsqueda, del multilenguaje, de la interacción rápida con otros lectores y hasta de la comodidad lectora se imponen con claridad al papel. Ya he dicho aquí alguna vez que dado lo gordísimos que a veces resultan algunos libros vitales de no ficción, el ebook se elige por razones de peso. No solo rotundamente fisicas.