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Opinión

Artimañas

Por Juan Palomo Participe en el blog de Juan Palomo

22 febrero, 2013 01:00

Carlos Urroz, Martín Casariego, Isaki Lacuesta y Gustavo Dudamel


Ha sido un ARCO más sereno, menos escandaloso y más consecuente con los tiempos. Diría que mejor. Los del gremio han celebrado el cambio generacional que aporta Opening y cada novedad que introduce Carlos Urroz y compañía. Pero comienza el turno de preguntas porque ARCO podría mejorar. ¿Por qué no una feria más eficaz, más barata, en espacio más reducido, más comercial, sin la presencia de instituciones, de medios, de todas esas adherencias que nada pintan? ¿Será capaz IFEMA de poner las cosas más fáciles a las galerías si quiere que vuelvan en 2014? Porque, ojo, que MACO, la exitosa feria mexicana donde sí se vende, y a la que van muchas galerías españolas, adelanta el año que viene sus fechas. Una en febrero y otra en marzo. En 2014: ¿ARCO o MACO? He ahí la cuestión.

Nos lo cuenta Martín Casariego, en primera persona: como a casi todos los que no son piratas digitales, no le caben en casa los libros así que decidió ir a la Cuesta de Moyano con un par de bolsas de títulos descartados: por diez libros le dieron 5 euros y por la otra bolsa "en la que llevaba los que creía más valiosos (gran formato, edición lujosa, muchas fotos en color) no me dieron nada. Ni quedárselos gratis querían. Eran de cine español, el guión y el rodaje de tres de las películas españolas más exitosas de los últimos años".

Un aventurero visual que persigue asuntos que otros econtrarían desalentadores...". Así describe al cineasta Isaki Lacuesta la National Gallery of Art de Washington, que dedica un ciclo a su filmografía, titulado "The Artist's Ruse" (algo así como "La artimaña del artista"). Y dice más: "Su trabajo es una mezcla precisa de ficción, ensayo, alegoría, documental, compilación y hasta de recreación dramática". El autor de Los condenados recibe aquí los palos de la crítica... y en foros extranjeros le rinden admiración. Vieja historia española.

Estar a la última significa tener cuenta en Twitter y también grabar de vez en cuando un vinilo. Lo hizo Gustavo Dudamel hace unos meses, a propósito de una monumental Octava de Mahler, y ahora el StarTribune de Minnesota confirma que las ventas de este soporte se han disparado un 17%, para asombro de Will Page, de la Performing Rights Society for Music, y otros popes de la industria.