Image: Galdós con barretina

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Opinión

Galdós con barretina

Por J.J. Armas Marcelo Ver todos los artículos de 'Al pie del cañon'

22 febrero, 2013 01:00

J.J. Armas Marcelo


Un día cualquiera en nuestro Madrid de tragos y tertulia le pregunté a José Esteban si él creía que Galdós había dejado de escribir en algún momento de su vida. "No, nunca dejó de escribir", me contestó tajantemente. Termino de leer una vez más La fe nacional, inserta en un pequeño volumen de textos galdosianos y publicado con el mismo título por Rey Lear (Breviarios de Rey Lear, Madrid, 2012), y recuerdo otro día en la Casa-Museo Galdós: veo esa tarde un baúl abierto y lleno de letras de cambio firmadas por Galdós. Cientos de letras de cambio firmadas por el novelista para salvar su imprenta madrileña. Las había comprado para el Museo su principal hacedor Alfonso Armas Ayala, que abrió la casa de Galdós en la calle Cano de Las Palmas de Gran Canaria contra los vientos y las mareas de la época, los militares, la Iglesia manejada allí por el obispo Pildain (Zaldúa en La playa, la novela que escribo sobre Salbago...), vasco nacionalista antigaldosiano y antiunamuniano. Veo la cubierta de este breviario galdosiano de Rey Lear y veo a Galdós dibujado con barretina y la bandera catalana al fondo. Sucede que el texto de La fe nacional es de una actualidad sorprendente, más cuando fue escrito y leído por el novelista en el banquete celebrado en su honor por la colonia canaria residente en Madrid el 9 de diciembre de 1900. La barretina galdosiana en estos tiempos no sobra: rinde homenaje a nuestro país, y la idea de Jesús Egido, el editor, puede provocar mal de estómago a muchos nacionalistas catalanes, que no tienen sentido del humor alguno ni entienden el mundo más allá de su propia barretina. Galdós con barretina en la cubierta: Galdós en sus textos, inclementes y actuales, como si no hubiera pasado sobre nuestro múltiple país una riada de tiempo, regímenes, mentalidades, guerras, asonadas y decadencias. La fe nacional viene a decirnos que hay que creer en el país, en España; que, a pesar de las apariencias, y aunque seamos los más lejanos y los más pequeños (se refiere a los canarios), por esa misma razón debemos ser los más cercanos y los más grandes en defender esta comunidad de tierras que es España desde hace tantos siglos. Dispongo de tiempo para discutir estos asuntos con quienes mantengan un tono de decencia y respeto intelectuales e ideológicos. No estoy dispuesto a perder ni un segundo de mi menguada energía en discutir con machos alfa analfabetos que hablan y escriben de todo sin saber de nada y sin distinguir la redacción de la escritura. Sigo entendiendo el nacionalismo de hoy como una rémora tribal y muestro una vez más mi acuerdo con el doctor Jhonson y Ambrosa Bierce, citados bastantes veces en estas reflexiones al pie del cañón.

A José Esteban, galdosiano y, por tanto, republicano, le debo muchos secretos sobre Galdós y la lectura de muchos documentos que poco a poco me han ido descubriendo a mi paisano como lo que realmente es: como el gran novelista realista español cuyo camino siguieron tantos en el siglo y pasado y siguen hoy otros muchos, empezando por Jonathan Franzen. Veo y leo el libro recién aparecido José Esteban... naturalmente, escrito por Carlos Manuel Sánchez (exlibros/Pigmalión, Madrid, 2013), y aparece la sombra de Galdós por todos lados. Ahora recuerdo a mi padre joven (y yo niño), sentado en su sillón color mostaza, leyendo en la soledad de todas las tardes a Galdós en las ediciones de Aguilar, en papel biblia. Tengo para mí que esa escena es más que un recuerdo, porque yo me hice lector en mis años de adolescencia por emulación paterna y me convertí al galdosianismo después de leer muchos de los Episodios nacionales que son, siendo relatos de ficción, más historia de verdad que muchas crónicas y textos de los historiadores de verdad. Preparo desde este febrero el texto que he de leer en el Congreso Galdosiano, el 18 de junio en Las Palmas, titulado "Por el camino de Galdós", en la misma casa de Galdós que abrió Alfonso Armas Ayala.

Ahora Galdós es una referencia intelectual en el mundo entero, en el mundo académico, en el mundo anglosajón y germano, en la literatura de lengua española. Otro gallo nos cantaría si sacáramos de las enseñanzas de Galdós las fuerza que necesitamos para levantar, una vez más, este país.